domingo, 2 de octubre de 2016

#MarDeFrustraciones - Capítulo 37: ¡Desactiva el modo automático!

¿Te ha pasado que vas caminando tranquilamente y que de un momento a otro te ves en tu destino sin saber cómo carajos llegaste? Espero que sí, para no sentirme como el único bicho raro al que le ha pasado una que otra vez.

Hace unos 5 meses apróximadamente, caminaba por Lientur junto a Andrés, pues íbamos a una clase de Inglés II. De pronto, veo que se queda mirando el piso y se inclina para recoger una moneda de $10 pesos que estaba en el suelo. No era la primera vez que lo veía hacer algo así, y hasta llegué a pensar que este sujeto se habría hecho 1 millón de pesos sólo recogiendo monedas de $10. Le pregunté que cómo hacía para concentrarse tan bien en el suelo como para encontrar monedas a cada rato, a lo que me respondió «es que cuando estaba en Diseño, me enseñaron que tengo que estar atento a todo mi alrededor y no ir en automático», frase que quedó dando vueltas en mi mente y que hace unos días recordé, y por ello es que decidí hacerle un espacio aquí.

Es algo que ya había sentido más de alguna vez, más aún cuando soy alguien que camina ida-vuelta entre la casa y la universidad, en tramos de unos treinta minutos cada uno. Es extraño, porque no recuerdas lo que viste ni mucho menos lo que pensabas mientras caminabas. Esa sensación de que salgo de la U e instantáneamente aparezco en mi casa, haciendo caso omiso a todo lo que pasa a mi alrededor mientras camino no era algo nuevo para mí, así que decidí intentar cambiarlo.

Así, me propuse a mantenerme atento a todo lo que pasa a mi alrededor mientras camino, y me encontré con todo un mundo de sucesos y acciones a las cuales nunca prestaba atención. Personas que se repiten en cada caminata; perros que le ladran a la gente, haciéndola saltar de susto; parejas que se despiden en el paradero de Carrera con Fresia; personas embrujadas con el celular jugando Pokémon GO; micreros que tocan la bocina innecesariamente (a los cuales suelo putear o hacer un gesto de «corta tu hueá po'h, culiao»); señoras que van en grupo con enormes bolsas de supermercado, tapando toda la vereda; gatos haciendo saltos dignos de Tomás González; niños jugando a la pelota; mujeres que pasean a sus mascotas sólo por llamar la atención, pues ni saben cómo hacerlo ni cómo tratarlas; sujetos con peinado sopaipilla en actitudes sospechosas; personas discutiendo, divagando entre algunas verdades y otras mentiras; etcétera. Cada una de esas acciones tiene una finalidad, cada uno de esos elementos tiene un objetivo en mente que desea cumplir. Una infinidad de observaciones que me hacen pensar aún más que lo que conseguiría pensar en el modo automático. Es más, hasta creo que varios capítulos que se me han ocurrido han sido en base a esas observaciones.

Resulta importantísimo el estar atento a todo lo que ocurre a tu alrededor, principalmente por lo que vendría siendo el factor seguridad; al estar atento te evitas el ser sorprendido por cualquier cosa que te pueda hacer pasar un mal momento. El desactivar el modo automático y pasar al modo manual es algo que todos debiéramos hacer, tanto por lo que te decía de la seguridad, como también lo es porque te da la posibilidad de apreciar lo bonito -y lo no tan bonito- del mundo, es decir, todo este conjunto de acciones que conforman el sistema en que vivimos y todos los flujos de energía que se dan debido a cada suceso que ocurre; desde el movimiento de una hoja arrastrada por el viento, hasta los conductores que se echan la culpa entre sí porque uno chocó al otro; todas estas acciones tienen un profundo significado que puede repercutir en el futuro del sistema completo y, por tanto, de cada elemento que habita este planeta.

Cuesta, pero vale la pena el dejar la indiferencia y lo despistado. ¡Desactiva el modo automático y pasemos al modo manual!



Próximo capítulo: "Problemas"

¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!

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