Antes de comenzar el capítulo de hoy, me gustaría disculparme por las tantas semanas sin publicar un capítulo. Si bien tenía las ideas claras para escribir, la universidad no me abría el margen de tiempo suficiente para producir algo acorde a lo que quisiera. Este es un capítulo muy especial para este blog, pues ya llegamos a medio centenar de capítulos de #MarDeFrustraciones, la serie que más he disfrutado escribir. Cincuenta capítulos es una instancia tan especial, que necesitaba compensarlo escribiendo algo realmente especial, y es por eso que me decidí a indagar en lo más profundo de mis emociones para encontrarme con el último gran punto de inflexión que se ha presentado en mi vida. Sí, este será un capítulo realmente especial para mí.
¡Comencemos!
Si has seguido el blog desde sus inicios, recordarás que la primera serie #SaliendoDelAbismo fue inspirada en el camino que seguí para salir de aquella crisis que me tuvo al borde de una locura. Cuando hablo del último gran punto de inflexión en mi vida, me refiero a aquel cambio, a aquel switch que se produjo en mi forma de pensar y de ver el mundo. Ese cambio de personalidad que fue mi última "evolución", por decirlo de algún modo.
Muchas personas, muchísimas —a decir verdad—, suelen cometer el grave error de referirse de mala manera a las personas que atraviesan por una crisis existencial: "Ahhh, pero si no le pasa nada", "ya se le va a pasar", "solamente es un cuadro de estupidez", "pobre imbécil, no sabe nada de la vida" son solo algunos ejemplos de frases que las personas utilizan al ver a alguien que pasa por una situación de este tipo. Gente hueona que no puede ver más allá de su puta nariz; mucho menos tendrá la facultad para comprender las emociones y sentimientos que atraviesa alguien en situación de crisis existencial. Duele vivir en un mundo tan insensible en donde nadie se preocupa por las emociones de los demás, en donde solo se preocupan de su bienestar personal dejando de lado a las buenas personas que se pierden en un mundo que no consiguen comprender.
¿Cómo puedes referirte de imbécil a alguien que no sabes lo que está pensando y sintiendo? Dime, ¿cómo mierda puedes tratar así a alguien que no tienes la más mínima idea de lo que ha pasado a lo largo de su vida? ¿Cómo carajos puedes llamarte "persona", si no eres más que un hijo de puta que vive cegado en una burbuja de felicidad hipócrita? Sí, no eres más que una basura de persona.
Fuente imagen: Desmotivaciones
Claro, para ti es más problemático que el celular no agarra el Wi-Fi, o que se quemó el secador. Para ti los problemas más absurdos son la mayor calamidad del universo, ¿no? Claro, tú NO SABES lo que es cuestionar tu propia existencia. No sabes lo que es abrir los ojos por una milésima de segundo y darte cuenta del mundo de mierda en el que vivimos. No sabes lo que es sentirte perdido en un mundo insensible que te hace sentir cada día más miserable. No, simplemente no sabes lo que es autoconvencerte de que el mundo sin ti sería igual, o incluso mejor. No sabes lo que es que cada palabra bonita de tus familiares sea una estocada directa en el pecho. No sabes lo que es sentir la necesidad de desaparecer de una vez por todas. ¡No sabes lo que es tomar un cuchillo y apuntarlo en tu garganta, dispuesto a acabar con tu existencia en este mundo de mierda! ¡No sabes nada!
Claro, a ti te preocupa más ver un reality de mierda antes que fijarte en personas de tu alrededor que por dentro están hechas mierda. Mejor date cuenta ahora, antes de que sea muy tarde.
Hace unos días pasé por la Universidad de Concepción, y me dio un gran golpe de nostalgia el pasar por el hermoso campus, el enfrentar nuevamente al Campanil (el cual me sigue observando incluso ahora en la USS), y es que este sería mi sexto año estudiando ahí, y posiblemente, el último. Si hubiese seguido correctamente la malla curricular de Ingeniería Civil Mecánica, este año sería un Ingeniero Mecánico de la UdeC. Pero el universo así no lo quiso.
Sí, este 2017 es un año especial, y aquella sensación de nostalgia desencadenó la idea perfecta para lo que es este capítulo.
Cuando me salí al tercer año de la Universidad de Concepción, derrotado, comenzaron todos estos cuestionamientos. No podía entender nada. Lo único que sabía era que le estaba fallando a toda mi familia, y eso no me lo podía perdonar. Todos confiaban en mí... y les fallé. Ya no había perdido sólo las ganas de estudiar, sino que también las de vivir. No encontraba mi lugar; sentía que no encajaba en el mundo. Y lo peor, no había NADIE que me escuchase ni comprendiese todo lo que estaba sintiendo. Estaba solo. Con mi familia, pero solo. Nunca he tenido tal confianza con mi familia como para hablar sobre mis pensamientos. Los conozco y sé cómo reaccionarían. De seguro terminaría en un psiquiátrico.
Los días posteriores a mi retiro de la UdeC fueron una real mierda. Si ya soy una persona de muy poco ánimo e indiferente, imagínate para entonces. Estaba verdaderamente mal. Dormía mucho, y despertaba sólo para seguir cuestionando mi existencia. Intentaba encontrarle significado a mi vida y buscar un lugar, pero no lo encontraba. Aunque mi familia trataba por cualquier medio de hacerme sentir bien, yo notaba aquella decepción en sus palabras, y eso dolía... muchísimo.
Todos tenían algo que hacer durante el día, así que pasé un mes en casa solo, sin nada que hacer. Encerrado, confundido entre los pensamientos que iban y venían sin piedad. Hasta que llegó aquel día.
Estaba dispuesto a hacerlo. Realmente dispuesto. Nunca le había encontrado tanto significado a la canción "Enfermedad en casa" de PXNDX. Levanté la cabeza y me miré al espejo. Estaba totalmente demacrado, desencajado. En mi mente volvió la canción que te mencioné: "Si quieres lo intentamos". Claro, aquella frase no está enfocada —como muchos creen—, en decírselo a una persona que te gusta mucho. Es una frase que te dices a ti mismo cuando ya no puedes más, cuando sólo quieres desaparecer. Si quieres lo intentamos. Y ese día sí que estaba dispuesto a intentarlo.
Encontré un cuchillo lo suficientemente afilado como para cortar mi garganta inmediatamente, y lo apunté sin pensar en nada más. Era el momento. Era MI momento. Pero no. Tenía que venir la imagen de mi familia, de mi madre llegando a la casa y encontrándome ahí en el suelo con un cuchillo ensangrentado bajo mi cuerpo. No era una imagen que hubiese querido crear. Lo último que quisiera en el mundo es hacer sufrir a mi madre. Rompí en llanto como nunca antes había hecho (quizá comparable a cuando falleció mi gran amigo gatuno años antes), y me di cuenta que ese no era el camino que debía seguir. Guardé nuevamente aquel cuchillo que hasta el día de hoy me recuerda todo lo que he tenido que pasar para llegar hasta donde estoy.
De ahí en adelante, fue cuestión de apoyo. Estrella (quien tiene su propia serie en este blog) fue la única persona que se preocupó de cada detalle de lo que estaba pasándome. Es algo que sé que nunca podré pagarle; partiendo por el tiempo que dedicaba a charlar conmigo, el cual era tiempo de estudio perdido para ella. Sus palabras y sus sentimientos transmitidos hacia mí consiguieron llegar a mi corazón, cosa que muy pocas personas consiguen. Fue alguien fundamental para conseguir hacer ese cambio en la forma de ver el mundo, para dejar de buscarle significado a la vida y centrarme en hacer lo que yo quiera, sin importar lo que los demás esperen de mí. De no ser por ella, yo no estaría aquí, y este blog nunca hubiera existido. ¿Cómo puedes devolver un favor a alguien a quien le debes la vida?
Difícil.
En resumidas cuentas, me gustaría que tú, queridísimo lector del universo, abras tus ojos y tu corazón. Quiero que busques a tu alrededor a aquellas personas que están sufriendo en lo más profundo de su ser. Quiero que comprendas a esas personas que no encuentran significado a su vida y que les des lo más valioso que puedes darles: tu tiempo. Quiero que los escuches, que les des tu apoyo ante todo y, por sobre todo, que les des mucho cariño y amor; es lo más importante si de verdad quieres romper con su dilema existencial.
Una crisis existencial es un problema serio y que puede llegar a ser muy grave con el tiempo. Mientras más te tardes en apoyar a esa persona, mayor será la probabilidad de que nunca más la vuelvas a ver. ¡Abre tus putos ojos!
Próximo capítulo: "¿Se puede cambiar lo que uno es?"
¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!
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