Desde muy pequeño (4 años para ser exacto) me convertí en un animal de los videojuegos. La gran gama de juegos que, gracias a mis amigos de barrio, tenía en el computador, hicieron de mí un jugador compulsivo que, a pesar de todo, balanceaba muy bien sus tiempos para llevar a cabo las diferentes actividades de un niño. Eso hasta hoy en día, que difícilmente pasan dos o tres días sin que juegue HaxBall. Sin embargo, la data de este capítulo se remonta a la época del juego que más he amado en la vida, aquel en el que conocí muchísimos amigos y el cual espero volver a jugar pronto (aunque ahora sea, una mierda del tipo pay2win, es decir, si no pones plata real, eres una mierda dentro del juego. Más que antes). En efecto, yo fui (y con orgullo) uno de aquellos que para entonces pagaba por tener una cuenta premium, indispensable para aquellos jugadores que buscan avanzar correctamente en el juego, disfrutando de su magnificencia en plenitud. Habré gastado unos $200.000 aprox. a lo largo de los años jugando Tibia, pero... ¡qué manera de pasarlo bien, la puta madre!
Aquella madrugada de 27 de febrero no sería la excepción. Las vacaciones de verano del año 2010 llegaban al final y había que aprovechar al máximo el poco tiempo que quedaba. El horario del colegio limitaba bruscamente el tiempo disponible para jugar.
Esa noche, me encontraba con mi personaje "Zaske Uxiha" cazando en el Magician Quarter de Yalahar, junto a mis primos Francisco (Sycton Fazaen) y Eduardo (Haine Fazaen). No tengo ninguna foto de aquel día, pero entre mis archivos encontré una de un lugar (y fecha) cercano a donde mi personaje estaba a las 03:34 a.m de aquel fatídico día. Preferí no cortar la imagen, para que puedas apreciar el viaje en el tiempo que estamos haciendo. ¡Mira, una conversación por Windows Live Messenger en la cual de seguro estaba hablando con Fabián sobre Tibia! ¡Qué tiempos, la puta madre!
Sí, mientras la gente normal se encontraba bailando en discotecas, jugando en el casino, culeando o durmiendo temprano para ir a trabajar o arreglar su horario de sueño para entrar a clases, yo ahí estaba, jugando Tibia. Hail Fazaens.
Recuerdo que acababa de matar a un Hero en una de las torres de la parte alta de la zona de Necromancers, y me disponía a ir a la torre más lejana. Tan pronto comencé con mi camino hacia el Este del mundo Tibiano, comenzó el temblor. Recuerdo que alcancé a decirle a Haine que cuidara a mi personaje cualquier cosa, porque estaba temblando. Concepción es una ciudad en la cual tiembla muy de vez en cuando, y para entonces estaba convencido de que aquel temblor no duraría más de 10 segundos.
¡Mierda! El temblor no se detenía y cada vez comenzaba a moverse más fuerte. Algo grande estaba ocurriendo y yo sólo quería que mi personaje no quedase en un lugar peligroso. Tenía que conseguir dejarlo en un lugar seguro.
Los primeros gritos comenzaron a caer. Mi concentración cada vez se dispersaba más del juego y de un momento a otro, todo se apagó.
De pronto, mientras todo se movía cual barco pirata en el Mar de Frustraciones en una total oscuridad, la mano de mi madre se carga en mi cabeza, como buscando corroborar que yo era la persona que se encontraba ahí, en mi pieza. Sí, estábamos viviendo uno de los terremotos más fuertes de la historia de la humanidad, pero al menos todos en la casa nos manteníamos bien. Sin embargo, mi mente no dejaba de recordarme que no conseguí dejar a Zaske en un lugar seguro, y esa sería mi mayor preocupación durante los siguientes días.
Recuerdo que para entonces contamos con la suerte de que el cumpleaños de mi hermana se había celebrado unas noches antes, de modo que todo lo que había sobrado (que era MUCHÍSIMO) se encontraba en nuestra casa. Comida chatarra y galletas no nos faltaron. ¡Yupi! La despensa también ayudó bastante, considerando que el chileno promedio vio el terremoto como una oportunidad para hacer de las suyas e ir directamente a saquear cuanto supermercado encontrase. Creo que una pantalla de plasma no es algo que se necesite después de un terremoto, pero bueno. Las personas son muy imbéciles en este país, y así nunca se podrá surgir. Mas lo que sí me dio gusto, fue que los vecinos se agruparon entre sí para defender sus sectores. Nunca pensé que vería al chucheta de al frente con ramas en las manos mirando a lo largo de la calle, o a aquel anciano rarito con su fusil de tus tiempos de militar en mano, dispuesto a proteger su territorio. Y nunca pensé verme ahí, con un hacha en mano mirando hacia abajo de mi calle. ¡Que yo era un paladín-arquero, maldición!
Fueron días no del todo desagradables. A pesar de las réplicas, esa tragedia me unió mucho más con mi familia. Creo que nunca había conversado tanto con ellos, ni jugado Carioca días enteros. Sí, fue una experiencia única e irrepetible que solo quienes lo vivimos tenemos archivada. Lo que más me llama la atención de esto es que, apenas terminó el terremoto, vi la cocina y había unas tres capas de botellas dadas vuelta, tazas y platos quebrados, algo que pensé que tomaría años ordenar, mas al día siguiente, ya estaba todo impecable, ¡si hasta brillaba! Mamá, sigo sin comprender como pudiste limpiar ese desastre en tan poco tiempo.
La gente suele mirarlo en menos, e incluso hasta ya no lo recuerda como tal pero, al pensarlo fríamente, sobrevivimos a una de las más fuertes tragedias naturales de la historia. No es cualquier cosa. En otros países se presentan sismos de mucha menor intensidad, y los destrozos y pérdidas humanas son realmente agobiantes. Las estructuras de este país me hacen sentir orgulloso, al menos porque varias de ellas resistieron notablemente este fenómeno.
Pasaron no sé cuántos días (creo que tres) sin luz. Recuerdo que estaba estirado en mi cama (para entonces ya nos atrevíamos a subir al segundo piso de la casa) y de pronto escuché ese "¡Click!" que indicaba que la pantalla de mi computador se había encendido. La corriente estaba llegando. En un movimiento increíblemente ágil, me senté en la silla y prendí el computador. A la mierda el país y la tragedia; tenía que ver si Zaske había sobrevivido, o sí tenía que ir a comprar las 'blessings' (bastante caras, por cierto) y recuperar los niveles perdidos.
Lo primero que hice fue entrar al juego y, para mi sorpresa, Zaske estaba en aquel lugar en que lo había dejado. Sí, Zaske había sobrevivido también a la tragedia, aún siendo atacado por Dark Magicians durante los minutos antes de desconectarse totalmente. La soledad duraría solo unos minutos pues, a medida que la electricidad llegaba a diferentes sectores, mis amigos iban conectándose.
La tragedia había terminado, y la dominación del mundo de Nerana seguía siendo el objetivo de Fazaens. El mundo de Tibia nos llamaba otra vez.
Próximo capítulo: "Inocentemente desubicado"
¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!
Recuerda darle un like a la página de facebook y dejar tu comentario en este post o en el Chat, al costado derecho del blog.
Fuente imagen: http://www.soychile.cl/
Aquella madrugada de 27 de febrero no sería la excepción. Las vacaciones de verano del año 2010 llegaban al final y había que aprovechar al máximo el poco tiempo que quedaba. El horario del colegio limitaba bruscamente el tiempo disponible para jugar.
Esa noche, me encontraba con mi personaje "Zaske Uxiha" cazando en el Magician Quarter de Yalahar, junto a mis primos Francisco (Sycton Fazaen) y Eduardo (Haine Fazaen). No tengo ninguna foto de aquel día, pero entre mis archivos encontré una de un lugar (y fecha) cercano a donde mi personaje estaba a las 03:34 a.m de aquel fatídico día. Preferí no cortar la imagen, para que puedas apreciar el viaje en el tiempo que estamos haciendo. ¡Mira, una conversación por Windows Live Messenger en la cual de seguro estaba hablando con Fabián sobre Tibia! ¡Qué tiempos, la puta madre!
Sí, mientras la gente normal se encontraba bailando en discotecas, jugando en el casino, culeando o durmiendo temprano para ir a trabajar o arreglar su horario de sueño para entrar a clases, yo ahí estaba, jugando Tibia. Hail Fazaens.
Recuerdo que acababa de matar a un Hero en una de las torres de la parte alta de la zona de Necromancers, y me disponía a ir a la torre más lejana. Tan pronto comencé con mi camino hacia el Este del mundo Tibiano, comenzó el temblor. Recuerdo que alcancé a decirle a Haine que cuidara a mi personaje cualquier cosa, porque estaba temblando. Concepción es una ciudad en la cual tiembla muy de vez en cuando, y para entonces estaba convencido de que aquel temblor no duraría más de 10 segundos.
¡Mierda! El temblor no se detenía y cada vez comenzaba a moverse más fuerte. Algo grande estaba ocurriendo y yo sólo quería que mi personaje no quedase en un lugar peligroso. Tenía que conseguir dejarlo en un lugar seguro.
Los primeros gritos comenzaron a caer. Mi concentración cada vez se dispersaba más del juego y de un momento a otro, todo se apagó.
De pronto, mientras todo se movía cual barco pirata en el Mar de Frustraciones en una total oscuridad, la mano de mi madre se carga en mi cabeza, como buscando corroborar que yo era la persona que se encontraba ahí, en mi pieza. Sí, estábamos viviendo uno de los terremotos más fuertes de la historia de la humanidad, pero al menos todos en la casa nos manteníamos bien. Sin embargo, mi mente no dejaba de recordarme que no conseguí dejar a Zaske en un lugar seguro, y esa sería mi mayor preocupación durante los siguientes días.
Recuerdo que para entonces contamos con la suerte de que el cumpleaños de mi hermana se había celebrado unas noches antes, de modo que todo lo que había sobrado (que era MUCHÍSIMO) se encontraba en nuestra casa. Comida chatarra y galletas no nos faltaron. ¡Yupi! La despensa también ayudó bastante, considerando que el chileno promedio vio el terremoto como una oportunidad para hacer de las suyas e ir directamente a saquear cuanto supermercado encontrase. Creo que una pantalla de plasma no es algo que se necesite después de un terremoto, pero bueno. Las personas son muy imbéciles en este país, y así nunca se podrá surgir. Mas lo que sí me dio gusto, fue que los vecinos se agruparon entre sí para defender sus sectores. Nunca pensé que vería al chucheta de al frente con ramas en las manos mirando a lo largo de la calle, o a aquel anciano rarito con su fusil de tus tiempos de militar en mano, dispuesto a proteger su territorio. Y nunca pensé verme ahí, con un hacha en mano mirando hacia abajo de mi calle. ¡Que yo era un paladín-arquero, maldición!
Fueron días no del todo desagradables. A pesar de las réplicas, esa tragedia me unió mucho más con mi familia. Creo que nunca había conversado tanto con ellos, ni jugado Carioca días enteros. Sí, fue una experiencia única e irrepetible que solo quienes lo vivimos tenemos archivada. Lo que más me llama la atención de esto es que, apenas terminó el terremoto, vi la cocina y había unas tres capas de botellas dadas vuelta, tazas y platos quebrados, algo que pensé que tomaría años ordenar, mas al día siguiente, ya estaba todo impecable, ¡si hasta brillaba! Mamá, sigo sin comprender como pudiste limpiar ese desastre en tan poco tiempo.
La gente suele mirarlo en menos, e incluso hasta ya no lo recuerda como tal pero, al pensarlo fríamente, sobrevivimos a una de las más fuertes tragedias naturales de la historia. No es cualquier cosa. En otros países se presentan sismos de mucha menor intensidad, y los destrozos y pérdidas humanas son realmente agobiantes. Las estructuras de este país me hacen sentir orgulloso, al menos porque varias de ellas resistieron notablemente este fenómeno.
Pasaron no sé cuántos días (creo que tres) sin luz. Recuerdo que estaba estirado en mi cama (para entonces ya nos atrevíamos a subir al segundo piso de la casa) y de pronto escuché ese "¡Click!" que indicaba que la pantalla de mi computador se había encendido. La corriente estaba llegando. En un movimiento increíblemente ágil, me senté en la silla y prendí el computador. A la mierda el país y la tragedia; tenía que ver si Zaske había sobrevivido, o sí tenía que ir a comprar las 'blessings' (bastante caras, por cierto) y recuperar los niveles perdidos.
Lo primero que hice fue entrar al juego y, para mi sorpresa, Zaske estaba en aquel lugar en que lo había dejado. Sí, Zaske había sobrevivido también a la tragedia, aún siendo atacado por Dark Magicians durante los minutos antes de desconectarse totalmente. La soledad duraría solo unos minutos pues, a medida que la electricidad llegaba a diferentes sectores, mis amigos iban conectándose.
La tragedia había terminado, y la dominación del mundo de Nerana seguía siendo el objetivo de Fazaens. El mundo de Tibia nos llamaba otra vez.
Próximo capítulo: "Inocentemente desubicado"
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