sábado, 28 de julio de 2018

#MarDeFrustracionesII - Capítulo 61: Porque sí y porque no

Me gustaría iniciar este capítulo con una pregunta relativamente sencilla pero que, al pensarla profundamente, su respuesta permitirá extenderme y armar la base para lo que será este capítulo. Aquí vamos:
¿Existe alguna persona en el mundo que le "caiga bien a todos?, o dicho de otra forma, ¿existirá una persona con la que todo el mundo se lleve bien? 
Es una pregunta un tanto compleja de responder, principalmente porque es imposible saber lo que todas las personas en el mundo piensen, pero algo es claro: Todas las personas tenemos algún detractor, sea de la intensidad que sea, siempre habrá alguno presente. Impulsivamente uno se va directamente a alguna personalidad con un alto grado de importancia en lo que a la humanidad respecta, es decir, hablamos de líderes, científicos, deportistas, músicos, actores, o alguien a quien simplemente admiremos mucho. Créeme, ni Luka Modric, ni Stephen Hawking, ni Michael Jackson, ni Don Francisco, ni Usain Bolt, ni Alex Morgan, ni Scarlett Johansson, ni nadie cumplirá con lo que te planteo. Las únicas dos personalidades que se me ocurre que estarían muy cerca de aquello son Emma Watson y Roger Federer, pero de seguro que existe más de alguna persona que los detesta por algún motivo u otro. Es imposible caerle bien a todos, y es que nunca se le puede dar en el gusto a todos. Es un hecho.


Habiendo planteado el tema introductorio al capítulo, lanzaré la idea principal de éste: No importa lo que hagas, siempre estará mal para alguien. No importa cuán bien hayas llevado a cabo algo; siempre, siempre alguien lo encontrará mal. 
Estamos en un mundo en el que debemos tomar decisiones a cada momento, y todas aquellas decisiones conllevan la presión de saber que no a todo el mundo le agradará tu elección. ¿Qué sentido tiene?, ¿por qué las personas siempre se empeñan en tirar para abajo a otros que hacen su mejor esfuerzo honestamente para conseguir sus objetivos? Sinceramente, me cuesta mucho entenderlo. Vamos con un ejemplo global:
Cristiano Ronaldo vs Lionel Messi. Ambos son excelentes jugadores, posiblemente los mejores de la historia. Un fanático del fútbol se maravilla viendo jugar a los dos, pero lamentablemente está el mayor porcentaje de personas que se caracterizan por alcanzar un nivel tan alto de fanatismo, que se convierte en toxicidad hacia los rivales de aquella persona que idolatran. No importa que Messi anote goles hasta el cansancio; siempre habrá alguien criticando. No importa si Cristiano gana por tercera vez consecutiva la Champions League con diversos golazos de por medio; ahí estarán aquellos cegados por el fanatismo basureándolo. Siempre buscarán la forma de desprestigiar los méritos del otro para que su ídolo quede mejor, incluso si hay que llegar a los golpes para resolverlo. Y eso que este es solo un ejemplo.
Esto solo da para pensar que no importa lo que hagas; siempre habrá gente que te quiera tirar abajo, que quiera ver todos tus sueños destrozados, de preferencia incapacitado para cumplir tus objetivos. 


Fuente imagen: Tomada y editada por su servidor. Lago Lleulleu


A las personas les encanta eso. Disfrutan criticando porque sí o porque no. Si lo haces, está mal. Si no lo haces, está peor. ¡Pero qué gente de mierda, loco! Al no ser capaces de lidiar con sus miserables vidas, se lanzan a criticar destructivamente a aquellos que se esmeran en hacer bien las cosas, en luchar sana y arduamente por ver realizadas aquellas metas por las que tanto tiempo llevan trabajando. No hay nadie perfecto que pueda darle en el gusto a todos, pero todos pueden tomar sus propias decisiones y el que se sientan bien con lo decidido debiera ser suficiente para ser feliz, y si aquellas personas vieran todo lo que hay detrás, quizá llegarían a valorarlo y hasta entenderlo. Lamentablemente estamos en una sociedad ultra elitista, que únicamente busca un resultado absolutamente perfecto para valorar y aplaudir. Se sobrevalora los resultados por sobre el esfuerzo. De ahí aquel segmento de personas que sigue la idea de que "el fin justifica los medios", importando poco y nada el romper reglas éticas básicas, el pasar por encima a los demás y/o causarles algún daño; únicamente importa tener un buen resultado. Saludos a algunos compañeros de carrera.


En definitiva, el único modo de corregir esto es un cambio de mentalidad desde la raíz; partiendo por casa. Educar correctamente, enseñar a que el verdadero esfuerzo es lo que más importa, sin importar si el resultado es bueno o malo, porque positivo siempre será, y es que en las derrotas el aprendizaje es mucho mayor. Es necesario perder para ganar. Si no lo entiendes con esas palabras sencillas, pues qué lástima, amigo. Es evidente que uno siempre va a jugar a ganador, pero eso no te da el derecho de hacerlo con acciones inadecuadas moralmente. Es cosa de sentido común. Si escalas a la mala, la caída será más fuerte; quedarás tan abajo que apenas ahí podrás comprenderlo correctamente. Por cierto, suena extraño decir "correctamente" cuando solo es mi punto de vista, pero no saben cómo me gustaría poder generalizarlo y que la gente comenzara a pensar un poco más en esto.


Son cambios tan grandes que se tendrían que hacer para practicar esta ideología a un mayor nivel, que lo veo imposible. Me basta con que las personas que lean esto lo puedan entender y —si gustan—, aplicar en su día a día. No puedes tirar para abajo a una persona que está haciendo las cosas bien, y mucho menos si desconoces las circunstancias que lo rodean. Desconoces totalmente los problemas que puede tener dicha persona, pero lo criticas porque sabes que eres un mediocre que nunca conseguiría lo que esa persona está logrando. Te autoreconoces como un incompetente sin darte cuenta pero, claro, con aquella envidia siempre presente te gusta tanto lanzar comentarios destructivos a personas que no te han hecho nada, que no pararás hasta que te des cuenta de lo que conlleva obtener un logro de esas dimensiones, ese logro que tanto deseas y ves tan inalcanzable.
La fortaleza mental es intrínseca de cada persona; habrá personas a las que no les afecte en lo más mínimo tus comentarios, así como habrá otras que se sientan agobiadas por ellos, desencadenando un intenso sentimiento de decepción que puede llegar a poner en jaque sus proyectos. A algunos les afecta más lo que piensen los demás que lo que sientan ellos mismos, y resulta injusto que personas que no le han ganado a nadie tengan el poder de romper los sueños de alguien que porta múltiples cicatrices buscando alcanzar sus objetivos. Siempre tienen que estar presente esas personas que no entienden el valor del esfuerzo, que no pueden visualizar y apreciar todo el viaje que hay tras la consecución de un objetivo, fijándose despectivamente en los resultados. Y es que, ¿de qué sirve un buen resultado si no hay un esfuerzo real detrás de él?, ¿qué satisfacción te va a dar a ti mismo como persona? Empecemos a valorar el esfuerzo real de los demás, y dejemos de una vez de criticar porque sí y porque no. ¡Basta!


Próximo capítulo: "El país de la nula objetividad"

¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!

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