Haciendo memoria, era un hecho que de pequeño mi conocimiento musical era absolutamente nulo. No fue sino hasta el 2006 cuando comencé a interesarme por la música y a escoger ciertas bandas que escuchar. Previo a eso, era un cero a la izquierda; realmente no sabía nada de nada, y las clases de música solían ser un martirio para el niño ultra introvertido que solía ser para entonces.
Corría el año 2004 (o 2005, no recuerdo exactamante), de modo que cursaba el 5to o el 6to año de enseñanza básica, y en una clase de música la Profesora nos pidió escribir en nuestro cuaderno la letra de la canción que más nos gustase, y los que alcanzaran debían pasar adelante a cantarla.
—¡Cagué! —pensé, casi al instante.
Era un hecho que me iba a ir mal si no hacía algo rápido. Es importante recalcar que para entonces no disponíamos de las facilidades actuales, como smartphones que permitan buscar en internet las letras de las canciones y listo; era que sí o sí debía saberme una canción completa para poder cumplir con la tarea correspondiente. Estaba entre la espada y la pared.
Mientras todos escribían sin descanso letra por letra sus canciones favoritas, comencé a ojear lo que escribía mi compañero de puesto en los últimos puestos de la columna de la mitad de la sala y mejor amigo durante toda la enseñanza básica, Bastián. Él escribió la canción "Arrancacorazones" de Attaque 77, la cual se había hecho muy popular unos años antes. Para cuando reaccioné al tiempo que estaba pasando, le pedí desesperadamente ayuda, y me preguntó si es que de verdad no había ninguna canción que me gustase. Busqué en lo más profundo de mi infantil mente y lo encontré, tenía una canción en mi mente que escuchaba frecuentemente en el difunto programa radial de la Rock&Pop, "El Portal del Web", en el cual TODO lo que se hacía eran bromas e idioteces que hacían reír a la audiencia, en donde claramente me incluía. Dicho programa constaba principalmente de 3 sujetos que se encargaban del contenido y que, además, tenían algunas canciones a nombre de su grupo "Magmamix", las cuales se caracterizaban por no poseer sentido alguno, paseándose insaciablemente por el mundo del absurdo. Una de esas canciones era "Soy Electrónico", que para entonces era la única canción en el mundo que me sabía casi por completo.
Fuente imagen: Soy yo con un filtro que va con la ocasión hehe.
Con la ayuda de Bastián —que también se sabía parte de la canción— conseguimos completarla, justo cuando la profesora comenzaba a llamar a quienes quisieran pasar a cantar; los típicos voluntarios. El tiempo pasaba y yo ya comenzaba a sonreír dado que cada vez quedaba menos para el recreo, y difícilmente alcanzaría a pasar. En eso, Bastián pasa adelante a cantar su canción. Aplausos por toda la sala. Ya casi no quedaba tiempo.
—¡Miss, el Carlitos quiere pasar! —gritó con gran esmero mi queridísimo amigo, al cual miré con cara de muerte porque sabía lo que se me venía.
—¡Carlitos! —soltó exaltada la profesora, mientras dirigía su mirada a mí— Ya, chicos, Carlitos va a ser el último que pase.
—Gracias... —pensé, odiando mi existencia por un momento.
Era hora del todo o nada. Era el momento de cantar aquella canción sin sentido que podría ser mi salvación. ¡Me tenía que salvar con eso!
Dejaré la canción a continuación para contextualizar mejor la escena. Te recomiendo escucharla antes de seguir leyendo la historia:
Apenas comencé a cantar, sentí de inmediato las risas de aquellos que conocían la canción. Todo fluía normal y era el ambiente idóneo para cerrar con broche de oro la tarea que se nos encomendó.
—Voy a la disco. Me subo a la tarima. Veo weás, veo w... —cantaba, hasta que mi show fue vilmente interrumpido por la profesora.
—¡Pare, pare pare! —gritó, haciendo un gesto de detención con la palma de la mano entre las risas de todo el curso, y de ella también, por cierto— Mi hijo (o sobrino, no recuerdo) canta esa canción también y cuando llega a esa parte dice "Veo veá, veo veá..."
—Ja... jaja —reí, posiblemente ruborizado ante aquella situación tan incómoda.
Los aplausos no se hicieron esperar y como todo un héroe me dirigí a mi asiento. Bastián me palmeó la espalda, orgulloso del espectáculo que acababa de realizar.
Como escribí arriba, no pasaron más de dos años y ya había escogido algunas bandas que me gustasen, no iba a ser que a alguna profesora de música se le ocurriese hacer una tarea similar. No pasó, pero de todos modos estaba preparado para ello. Y lo sigo estando.
Bastián, viejo amigo, este capítulo va dedicado para ti. Un abrazo a la distancia.
Próximo capítulo: "Mechonéame ésta"
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