martes, 31 de enero de 2017

#1Día1EXP - Capítulo 23: ¿Perro o gato? (31/01/17)

Martes, 31 de enero de 2017.

Nota: Este capítulo lo vengo pensando hace varias semanas y no lo había escrito porque no recordaba dónde había dejado mi pequeño cuaderno de ideas. Ahora que lo encontré, procedo.

Aquel día venía regresando a mi casa tranquilamente. La caminata nocturna desde el centro de Concepción a Collao fue amenizada con División Minúscula en mis audífonos blancos. Seguía paso a paso dando vueltas a ciertas cosas en mi mente, hasta podría decir que caminaba en modo automático, pues prácticamente no lo hacía consciente. Todo iba bien, ya caminaba por Gral. Novoa y estaba a solo un par de cuadras de la calle en la que me dirijo hacia el cerro para llegar a mi casa; hasta que sucedió... Un agradable perro situado en el patio de una casa comenzó a ladrarme apenas pasé frente a él. Mi cuerpo hizo un movimiento similar a ese que haces cuando estás quedándote dormido y sueñas que te caíste, despertando bruscamente (supongo que lo entenderás), mientras pensaba tranquilamente: "¡Perro conchetumadre, salté a la rechucha!".


 Fuente imagen: https://www.mascotalia.es/5-consejos-perro-no-ladre-mas/
Si tienes una mascota como la antes mencionada, entra a esta página, la puta madre.


Es algo que detesto tanto como cuando algún sujeto con mentalidad de cavernícola me toca la bocina en un disco pare o cuando voy cruzando por el paso de cebra. De verdad que algún día le voy a mandar senda patada a alguno de los autos de estos tarados.
Regresando al tema de los perros: Por favor, si tienes un perro, edúcalo bien, maldita sea. ¿Cómo es posible que el desgraciado se ponga a ladrar de esa forma tan desesperada ante la gente que camina tan tranquilamente después de un agotador día? 
Esto me recuerda alguna que otra vez en que me han invitado a una casa (sea compañero de colegio y/o universidad, amigos, familia, etc.) y que tienen algún perro, y siempre se mandan la misma frase: "Tranquilo, si no muerde", basándose en la legendaria: "Perro que ladra no muerde". ¿A dónde mierda la vieron? Si esos reculiaos hasta te sacan pedazos de carne triturando con esos colmillos de bestia. Los perros que ladran son los más peligrosos, y el que me diga lo contrario, lo reto a lanzarse a una jaula de perros ladrando, a ver si ninguno lo muerde.

En general, no tengo nada en contra de los perros. De hecho hay muchos que me caen bien, incluyendo a los dos que he tenido en mi vida: BomBón, un bonito pastor alemán que tuve desde que nací hasta apróximadamente mis 13 años de vida. El siguiente canino de la familia sería un loco de mierda al cual apodamos Forrest, el cual fue llamado así porque llegó a la casa siguiendo desesperadamente el auto desde la Universidad de Concepción, un día que me fueron a buscar allá por el 2014. Estuvo un par de meses, en los cuales se arrancó unas diez veces, y vaya que era difícil de alcanzar, porque corría cual caballo de carreras por todo Concepción. Varias veces fue encontraro por amigos de la familia quienes lo traían hasta la casa. Recuerdo que cada que abríamos la puerta de la casa, subía corriendo directo a mi cama para quedarse acostado ahí, con el único objetivo de dormirse por varias horas en las cuales era imposible moverlo siquiera un centímetro. 
Un día arrancó y no volví a verlo, aunque mi hermana lo ha visto un par de veces en distintos lugares de Concepción. Supongo que estarás corriendo libremente como tanto te gusta, querido amigo.
Mierda, me olvidé de cerrar la idea del inicio de párrafo. Bueno, simplemente quería llegar a que no tengo nada en contra de los perros, pero sí que llego a detestar a aquellos que me ladran porque sí, sin ningún motivo aparente. Si tienes un perro, preocúpate al menos de educarlo bien para que no le amargue el día a gente que no tiene culpa alguna de circular por la vía pública. Gracias de antemano, te aseguro que millones de almas además de mí te lo agradecerán.

Varias veces me pasa eso cuando voy de camino a la universidad: o me ladra un perro, o un troglodita me tapa a bocinazos en la cara, sobre todo esos micreros reculiaos que tocan esa bocina retumbante cuando caminas de espalda a ellos. ¿Cuál es la maldita necesidad de hacer eso? Al final, opté por autoconvencerme de que aquellas situaciones podrían tener su lado positivo, pues puedo tomarme esos ruidos molestos que retumban en mi interior como una oportunidad para despertar mejor durante esa media hora de camino entre mi casa y la U. Y sí, al menos es útil para no estar tan amargado (más de lo normal) durante los eternos días de clases (y este semestre sí que serán eternos, porque mi horario quedó como la reverenda pija).

En fin, dudo que en mi vida vuelva a tener un perro, por el simple hecho de que no soporto los ladridos. Por contraparte, amo a los gatos, y sé que tendré muchos cuando comience a vivir de forma independiente. ¡Es que son lo más hermoso del universo! La tranquilidad que un gato le da a tu alma resulta ser algo realmente hermoso. El dormir junto a ellos y acariciarlos mientras sientes sus ronroneos se convierte en una conexión muy, pero muuuuy especial Y todas las estupideces que pueden llegar a hacer dentro de la casa, desde meterse a cuanta caja encuentren por delante, hasta escalar cual hombre araña por las paredes de la casa enganchando sus uñas en las cortinas. Si hasta los puedes usar para jugar bowling con vasos plásticos o de plumavit, utilizando un puntero láser para dirigir a tu gato hacia ellos: es a lo que denominamos "Cat Bowling" A continuación te dejo un video muy didáctico para que puedas llevarlo a cabo algún día. Y no, no les hace daño alguno (no creo que seas tan animal para poner algún objeto que pueda hacerles daño como pino de bowling).


¡Larga vida a los gatitos!


Próximo capítulo: "Las interesantísimas vacaciones de Carlos. El talento oculto (08/02/17)"

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miércoles, 25 de enero de 2017

#1Día1EXP - Capítulo 22: Dulce, salado, dulce, salado (25/01/17)

Miércoles, 25 de enero de 2017.

Empezando este capítulo me di cuenta que en el capítulo anterior había iniciado con un "Miércoles, 18 de junio de 2017". ¡Qué imbécil!, ¿no crees? Sí, yo también lo creo así.
Bueno, si nadie me avisó supondré que nadie se dio cuenta, o al menos eso espero. No me gustaría que lo hubieras notado y no me avisaras por el simple hecho de burlarte de mi estupidez cada vez que leyeras aquel error en el blog.

Por mucho que estas semanas lo que más quería era poder escribir muchos capítulos, no he podido avanzar prácticamente nada. El calor este mes ha sido insoportable, y de verdad que me quita todas las ganas de poder escribir. Incluso a estas horas de la noche (01:46) siento que el calor me funde. Y lo peor es que para el día jueves se pronosticaron 38°C en Concepción, de modo que para ese día no esperes capítulo alguno, pues muy probablemente no estaré de humor para escribir y publicar alguno.

La verdad es que este capítulo se me ocurrió hoy (bueno, ayer martes) después de una extraña cadena de sucesos que me recordaron aquel cerdo que vive dentro de mí y que no puede permitirse el dejar de comer. Estaba como ha sido costumbre estas últimas semanas en el living de mi casa, acostado en el sillón viendo la teleserie "Elif", cuando de pronto me entraron unas ganas de comer algo, lo que fuese (había almorzado hacía no más de media hora). Contra mi voluntad opté por levantarme del sillón y decidí ir a buscar algo que comer. Llegué a la despensa y encontré algunos paquetes de galletas Tritón con crema de vainilla, por supuesto. No puedo entender cómo es que hay gente que disfruta comiendo galletas Tritón y/o Frac con crema de chocolate entre las dos capas de galleta: se me hace algo absurdo; es como comer pan con pan, por ejemplo. Bajo ninguna circunstancia me ofrezcas galletas de ese tipo; aunque esté muriendo de hambre, no hay duda en que amablemente te las negaré.

Fuente imagen: Google + Paint.


Bueno, la cosa es que, tras ingerir aquellas exquisitas galletas en un santiamén, me quedé pensando en lo conchesumadre que es Arzú, y de pronto me entraron unas ganas de comer algo salado. Las galletas dejaron mi paladar demasiado dulce y necesitaba contrarrestarlo de alguna u otra forma. Cuento corto, me encontré unas papas fritas y ni lo pensé dos veces para devorarlas. Por un momento pude neutralizar lo dulce que había quedado mi boca, pero creo que me excedí y ahora se me hacía demasiado salada. Necesitaba comer algo dulce.
Así, este ciclo se repitió por la eternidad y me convertí en el panzón que soy hoy en día.

De todo corazón espero no ser el único subnormal al que le ocurre este tipo de situaciones tan agridulces. Es como cuando uno está acostado por la noche, tapado completamente. De pronto, te da un calor infernal y decides liberar ambos pies para utilizarlos como termostato y así conseguir bajar la temperatura para intentar dormir. Pero no, el termómetro corporal baja más de lo que querías y ahora te sientes desnudo en el mismo ártico, de modo que se te ocurre dejar un pie adentro y el otro afuera de las capas de la cama. Asunto arreglado, conseguiste esa perfecta y agradable temperatura corporal que te permitirá tener una excelente noche durmiendo plácidamente sin frío ni calor. ¿Dime que nunca te ha pasado? Aunque lo niegues, sé que te ha pasado alguna vez y por eso te estás riendo.

Bueno, no sé qué más agregar en este capítulo así que lo cerraré en este instante. Ya sé que es una historia de mierda, pero es un tema realmente interesantísimo para lo que a mí respecta, así que espero no te disguste tanto como las ganas de comer algo dulce después de comer algo salado, o viceversa.


Próximo capítulo: "¿Perro o gato? (31/01/17)"

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#MarDeFrustracionesII - Capítulo 44: ¡Hazlo tú mismo!

Siento que nunca podré comprender cómo es posible que exista gente que depende tanto de los demás para realizar cualquier tipo de tarea. Se quedan pasmados mirando al infinito o se encargan de priorizar otra labor de menor importancia a la espera de que aparezca aquella persona que saben que les podrá solucionar el problema. Y es que ni siquiera lo intentan; si al menos intentasen realizar aquella labor, sería algo más que respetable. Pero no; ni eso son capaces de hacer.

Sé que es algo a lo que no debería darle la menor importancia, pero el tema es que a menudo acabo rodeado de personas de este tipo en algún ámbito de mi vida, cosa que siempre acaba influyendo negativamente en las relaciones. Es algo un tanto desagradable, sobre todo cuando las personas en cuestión no tienen ningún interés en seguir alguna indicación dada, y se quedan ahí, sin hacer nada. Así pueden estar por horas, hasta que uno se les tiene que acercar a preguntarles que qué carajos les pasa, para que te respondan que "no saben qué hay que hacer". La concha de tu madre, ¿tanto cuesta preguntar? Realmente son individuos que no poseen ni en un 1% el don de la iniciativa

Fuente imagen: https://sites.google.com/site/tallerliderazgosandoval/unidad-1-liderazgo/ensayo-sobre-las-habilidades


Por este motivo es que termino haciendo por mi cuenta prácticamente todo lo que tengo que hacer. Doy por hecho que, sin importar la situación, siempre tendré aportar un poco más para poder cubrir las falencias de quienes no pudieron realizar su labor. Y en parte me alegra, porque sé que si soy yo quien lo hace, todo estará bien hecho; soy una persona extremadamente responsable casi perfeccionista, que siempre va a buscar la forma de que las cosas queden excelentes; que brillen por sí solas. Creo que exagero con esto, pues hay veces en que me tomo la molestia de lavar loza ya lavada, por el simple hecho de que le encuentro algún detalle que no me gusta y siento que está todo mal lavado, de modo que prefiero hacerlo yo y asegurarme de que quede muy, pero muuuuuy bien hecho.

Si tienes algo importante que hacer y no sabes por dónde empezar: ¡Pregunta!
Si no tienes a quién preguntar: ¡Intenta! 
No es algo tan complicado, ¿verdad?

El que no intenta, tiene un 0% de probabilidades de victoria, por tanto, estás condenado al fracaso. Procura abordar de otra forma tus tareas, enfréntalas de lleno con todo lo que tengas, y por sobre todo, ¡INTENTA! No importa si fallas; de ser así, te quedará la experiencia y la satisfacción de poder decir: "sí, lo di todo pero no bastó", lo que te acercará a pasos agigantados hacia las respuestas que tanto buscas. Si no das todo a la hora de hacer algo importante, no tiene sentido alguno el hacerlo. Los resultados serán algo totalmente desastrozos y no será más que una pérdida de tiempo. Si vas a hacer algo, tiene que ser algo bien hecho. ¡Toma la iniciativa. Intenta y hazlo! Te darás cuenta de lo fácil que es.

Tarde o temprano llegarás a ese punto en que no podrás depender de nadie y te tocará a ti ser el protagonista de la historia, el que lleva a cabo una vasta cantidad de importantes labores y que deberá evitar cualquier posible error. Mientras tanto, aprovecha de intentar, de equivocarte, de obtener experiencias que te den ese "plus" a la hora de ser el encargado de orquestar las soluciones a diferentes problemas que te sean presentados. Recuerda que, para cuando llegue el momento, no habrá excusa válida a la hora de afrontar los desafíos. Tendrás que enfrentarte a ellos con todas tus fuerzas, y no podrás hacerte el hueón para evitarlos.

¡Sólo hazlo tú mismo y ya!
¡Deja de mirar para el lado y toma la iniciativa!


Próximo capítulo: "La soledad es mi mejor compañía"

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miércoles, 18 de enero de 2017

#1Día1EXP - Capítulo 21: Semanas de descanso. Revival (18/01/17)

Miércoles 18 de enero de 2017.

Había escrito 2016. Creo que nunca voy a conseguir adaptarme tan rápido al cambio de año. Como en el colegio, cuando por ponerte un ejemplo pasaba de curso a tercero medio, pero en las pruebas por error escribía en el curso "2MB". Lo mismo con las fechas; los primeros días se me hace imposible acostumbrarme a todo aquello.

El día de ayer (ayer martes, para ser exacto) me sucedió algo un tanto extraño. Fui al Terminal de Buses de Collao a comprar un pasaje pues hoy miércoles viajaré a Mulchén. Todo normal, hasta que me dispuse a emprender la caminata de regreso a mi hogar. Caminaba normal por la vereda que da al terminal, y de pronto una muchacha bastante guapa, debo decir que caminaba en dirección opuesta a la mía, me tiende la mano para ofrecerme un volante de una farmacia. Creo me dijo dos veces "¿Redfarma, redfarma?" Mi reacción instantánea fue tender mi mano para recibir el volante, pero esta chica me tendió la mano justo cuando ya había pasado por mi lado. Estiré mi brazo cuanto pude, y ella atinó a hacer lo mismo, mas mi mano no alcanzaría siquiera a sentir la textura de aquel papel rojito. Ambos seguimos nuestro camino, y estoy seguro que, incluso en estas horas de la noche, esa chica debe seguir riéndose de lo sucedido, así como yo me reí durante todo el tramo hacia mi casa. Suerte que llevaba gafas, pues hay pocas cosas más complicadas que contener la risa en una situación así, sobre todo teniendo alrededor a una multitud de aproximadamente 20 personas. 
Gracias por tomarte la molestia de leer esta pequeña historia del día de hoy, llena de lujuria y sexo salvaje. Por cierto, es una lástima eso de que el cerebro tenga las mejores ideas del universo una vez que ya pasó la situación en cuestión. Quedaré toda mi vida con la duda de si debí haberla seguido una vez que pasó por mi lado, y riendo pedirle que por favor me dé quince volantes de Redfarma, además de su número de teléfono para invitarla a un completo en el carrito verde de la USS, para posteriormente tener una dichosa relación, formar juntos una hermosa familia y vivir en una enorme casa roja con las letras de Farmacias Redfarma. Pero no. El cerebro nunca hace su trabajo en el momento; siempre espera a último momento o una vez la situación ya ha terminado.

Pasando al tema del capítulo de hoy, quisiera disculparme contigo, adorado lector, por el hecho de no haber publicado una mierda durante más de dos semanas. La verdad es que no tenía ganas de hacer nada más que quedarme dando vueltas entre mi cama y el sofá de mi casa, para pasarme la tarde completa viendo teleseries: Elif (mi teleserie favorita, debo admitirlo. Veysel y la conchetumadre.), El secreto de Feriha (con la hermosísima actriz Hazal Kaya, que se lleva un 10/10 en la escala de Carlos) y El Camionero (sólo porque no soporto a la pendeja robótica de la teleserie del Mega), para ser exacto. Estas dos semanas aproveché de terminar de leer el libro Revival, el cual había comprado en febrero del año pasado pero que no había tenido chance de leer. 

Fuente imagen: Mi propio celular, así que esta vez no hay link. ¡Já!

Recuerdo claramente el momento en que lo compré. Estaba de vacaciones con mis amigos en Villarrica, y mientras paseábamos por el centro, encontramos una pequeña feria con muchos stand repletos de libros. Inmediatamente me acerqué a observar, y me quedé unos segundos mirando directamente uno en especial. Era un libro con tonos azules y con un hermoso rayo que llega a una carpa de circo. Leí el título y ponía "Stephen King: Revival". Seguí mi camino y, cuando mis amigos ya se iban, me devolví a comprar ese libro; sentía que tenía que hacerlo, y vaya que no me arrepiento.
Este libro resultó ser una maravilla para estas semanas de flojera. Tiene elementos que se me hicieron realmente interesantes y deja una vasta cantidad de enseñanzas que vale la pena tener en cuenta en el día a día. Sin duda, Stephen King es un maestro en lo que respecta a esta área. El leer este libro me devolvió el ánimo de escribir, tanto en el blog como en el libro que estoy desarrollando para el cual me atrasé bastante, debo reconocer, pero no tengas duda que lo terminaré durante el plazo que establecí, es decir, febrero. Confío plenamente en que podré ponerme al día y tenerlo listo para entonces. Intentaré tener una pequeña sinopsis durante las primeras semanas de febrero, para introducir un poco la temática que tendrá. No hay nada más gratificante que darse el tiempo de escribir algo salido de lo más profundo de tus pensamientos, algo netamente tuyo, algo auténtico.

Estas semanas me sirvieron para despejar mi mente y cargarme de energía —sí, pasarme semanas completas echado sin que nadie me moleste es mi forma de cargar energía, la cual necesitaré a fondo en estos días que se vienen. Y lo digo porque intenté escribir para el blog entre estas semanas, pero no pude completar el capítulo y lo dejé a medias, de hecho es el que terminé y publiqué anoche, sobre mi frase predilecta que aplico desde 2015. El primer intento fue tan horrendo que decidí seguir esperando, pues no quiero volver a cometer el grave error de publicar algo escrito de mala gana. No quedo yo conforme; menos vas a quedarlo tú, ¿verdad? Si vas a hacer algo, tienes que hacerlo bien y de buena gana, incluyendo el prestar dinero. Es más, deberías prestarme $200.000 para comprarme la Nintendo Switch una vez que llegue. No, mentira. No la compraré. Apenas tengo tiempo para tocar mi 3DS, menos tiempo voy a tener para jugar en esta nueva consola que, por cierto, se ve bien interesante.

¿Te das cuenta de lo disperso que soy? Creo que lo mejor es cerrar este capítulo en este preciso instante. ¡Hasta la vista!


Próximo capítulo: "Dulce salado dulce salado (25/01/17)"

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martes, 17 de enero de 2017

#MarDeFrustracionesII - Capítulo 43: Lo más importante es el estilo

Hasta hace unos años 2014, para ser exacto, solía ser un tipo que únicamente se encargaba de pasar lo más desapercibido posible, evitando conflictos y esquivando la posibilidad de ser el centro de atención en cualquier ámbito de su vida. Si la memoria no me falla, durante mi estancia en el colegio los únicos momentos en que sentí que era el centro de atención, eran aquellos en que debía defender la portería del equipo de mi curso en los campeonatos de fútbol que daban puntos para las alianzas. Recuerdo aquel 2008, cuando iba en 1° Medio y nuestro curso fue campeón del colegio, con destacadas actuaciones de todos mis compañeros que formaron parte del equipo, pero con un especial énfasis en mí: nadie fuera de mi curso se imaginaba el gran portero que podía llegar a ser; sobretodo cuando ganamos esa definición a penales contra el 3° Medio C, equipo que contaba con jugadores de altísimo nivel, incluso uno que jugaba a nivel amateur. Aún tengo presente aquella final contra un 4° Medio (no recuerdo exactamente cuál letra) y las felicitaciones del Profesor José Torres durante el partido tras una doble atajada que realicé. Posteriormente, tras ser campeones, él mismo sería quien haría una pausa durante la clase de historia:

Chicos, antes de empezar la clase quisiera pedirles que nos tomaramos un minuto para...a esta altura ya me veía venir lo que seguía. No me gustaba ser el centro de atención y debo haber estado rojo como tomate de la vergüenza...para felicitar a Carlos, que es, sin duda, el mejor arquero del colegio.
 Hubo un silencio de unos cinco segundos, y de pronto todos mis compañeros me miraban mientras aplaudían. Yo no sabía qué hacer, así que me quedé ahí con esa cara que uno pone cuando le cantan el "Cumpleaños Feliz".

Mi forma de ser me volvía alguien muy esquivo a todo eso. Detestaba ser el centro de atención, y disfrutaba mucho más estando solo que con compañía cosa que hasta hoy me pasa. O bueno, está bien; depende totalmente de la compañía. Quizá era por esto último que durante aquellos 13 años de colegio nunca, pero nunca me sentí feliz del todo. Siempre sentí que algo me faltaba, y hasta hoy no he podido comprender qué era. Varias veces me cuestioné que lo que me hizo falta fue una figura paterna decente, pero no puedo excusarme con eso para catalogar mi forma de ser.

Pasaban los años y nunca pude encontrar ese "algo" que me hacía falta. Llegó el 2006 y pude suplir esa carencia entrando al mundo de los videojuegos, algo que se volvió casi más importante que mi propia vida. Me daba mucha felicidad el sentir que podía hacer lo que quisiera sin que nadie me juzgara por eso. Creo que gran parte de la felicidad que tengo hoy como persona se debe a haber ingresado a Tibia en aquellos años. Mis amigos más importantes los conocí gracias a ese juego, y es algo de lo que estaré eternamente agradecido. Te mando un afectuoso saludo si alguna vez compartiste conmigo en dicho juego.


Volviendo al tema central de este capítulo; ese Carlos del pasado nunca se valoró a sí mismo. Solía estar más preocupado de jugar o de aconsejar a sus amigas que de su propia persona. Sí, era esa clase de persona que te puede dar el mejor consejo posible ante ciertas situaciones, pero que no aplicaba ni la mitad en su vida personal. Espero no seguir siéndolo en la actualidad, aunque no deja de ser una posibilidad. Esta sería la tónica que marcó mi forma de ser durante todo lo que fue la enseñanza básica, media, y superior en la UdeC. Mala idea, pues si pasas desapercibido en la universidad, estás condenado al fracaso. Una vez decidido a abandonar la carrera de Ingeniería Civil Mecánica en la Universidad de Concepción 2014 para que no te pierdas, tenía claro que mi primer nuevo objetivo debía ser el cambiar mi forma de ser. Cosa que se dio tal y como esperaba, lo que me tiene realmente satisfecho. No, mentira, igual bajaría las escaleras para comerme los restos de pizza que quedaron, mas no lo haré porque me da pereza levantarme de esta silla.

Comenzó el 2015 y con ello mis clases en la Universidad San Sebastián. Comenzaba la competencia conmigo mismo para demostrarme que podía cambiar lo que tanto tiempo fui. Desde el primer día me propuse ser un estudiante particiaptivo de las clases con buenas intervenciones, claro está. Hay algunos que con cada intervención le sacan una carcajada al curso completo, y conseguí mi objetivo. Creo que todos los profesores que he tenido en esta universidad tienen una visión positiva sobre mí (salvo el viejo de mierda de Manejo Operacional, que lamentablemente me hará clases en el 2018), que es algo que me deja totalmente orgulloso por el simple hecho de que nadie mejor que yo sabe por toda la mierda que he pasado para llegar a este momento. Sería durante aquel 2015 que pude encontrar una frase que describiera mi nueva personalidad: "Lo más importante es el estilo".

Y no me refiero a estilo con eso de la forma de vestir o de ser una persona que se produce en exceso a la hora de salir a caminar por el mundo. Me refiero a que lo más importante es siempre hacer las cosas con tu propio sello. Dejar tu marca en lo que haces. Quedar en la retina de los demás en base a tu propio esfuerzo. Sí, lo más importante es el estilo, TU ESTILO. Obviamente te encontrarás con gente a la que le disgustará el visualizar tu sello en cada acción que realices, pero bueno; no se le puede dar en el gusto a todos, ¿no? Lo importante es que al momento de tomar una decisión puedas darte un tiempo para pensar: ¿cómo puedo hacer esto para dejar mi marca?, ¿qué puedo hacer para sorprender a esta persona?, ¿qué puedo hacer para introducirle un palo de billar sin vaselina en el ano a aquella persona que me cae mal?, ¿cómo puedo responder con elegancia a las personas que sólo se dedican a criticarte? Teniendo las respuestas a estas preguntas, serás una persona digna de ser reconocida en la Academia del Estilo de Carlos. Si te sientes bien con tu propio estilo, es razón más que suficiente para seguirlo empleando; lo que piensen los demás puedes pasártelo por un huevo y la mitad del otro (o un pecho y la mitad del otro, si eres mujer).

¡Procura hacer tus cosas con tu propio sello! ¡Lo más importante es el estilo! Recordemos que lo importante es dejar marca en los demás (positiva o negativa, ya depende de ti); es la clave para ser recordado una vez caídos.



 Próximo capítulo: "¡Hazlo tú mismo!"

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