martes, 31 de enero de 2017

#1Día1EXP - Capítulo 23: ¿Perro o gato? (31/01/17)

Martes, 31 de enero de 2017.

Nota: Este capítulo lo vengo pensando hace varias semanas y no lo había escrito porque no recordaba dónde había dejado mi pequeño cuaderno de ideas. Ahora que lo encontré, procedo.

Aquel día venía regresando a mi casa tranquilamente. La caminata nocturna desde el centro de Concepción a Collao fue amenizada con División Minúscula en mis audífonos blancos. Seguía paso a paso dando vueltas a ciertas cosas en mi mente, hasta podría decir que caminaba en modo automático, pues prácticamente no lo hacía consciente. Todo iba bien, ya caminaba por Gral. Novoa y estaba a solo un par de cuadras de la calle en la que me dirijo hacia el cerro para llegar a mi casa; hasta que sucedió... Un agradable perro situado en el patio de una casa comenzó a ladrarme apenas pasé frente a él. Mi cuerpo hizo un movimiento similar a ese que haces cuando estás quedándote dormido y sueñas que te caíste, despertando bruscamente (supongo que lo entenderás), mientras pensaba tranquilamente: "¡Perro conchetumadre, salté a la rechucha!".


 Fuente imagen: https://www.mascotalia.es/5-consejos-perro-no-ladre-mas/
Si tienes una mascota como la antes mencionada, entra a esta página, la puta madre.


Es algo que detesto tanto como cuando algún sujeto con mentalidad de cavernícola me toca la bocina en un disco pare o cuando voy cruzando por el paso de cebra. De verdad que algún día le voy a mandar senda patada a alguno de los autos de estos tarados.
Regresando al tema de los perros: Por favor, si tienes un perro, edúcalo bien, maldita sea. ¿Cómo es posible que el desgraciado se ponga a ladrar de esa forma tan desesperada ante la gente que camina tan tranquilamente después de un agotador día? 
Esto me recuerda alguna que otra vez en que me han invitado a una casa (sea compañero de colegio y/o universidad, amigos, familia, etc.) y que tienen algún perro, y siempre se mandan la misma frase: "Tranquilo, si no muerde", basándose en la legendaria: "Perro que ladra no muerde". ¿A dónde mierda la vieron? Si esos reculiaos hasta te sacan pedazos de carne triturando con esos colmillos de bestia. Los perros que ladran son los más peligrosos, y el que me diga lo contrario, lo reto a lanzarse a una jaula de perros ladrando, a ver si ninguno lo muerde.

En general, no tengo nada en contra de los perros. De hecho hay muchos que me caen bien, incluyendo a los dos que he tenido en mi vida: BomBón, un bonito pastor alemán que tuve desde que nací hasta apróximadamente mis 13 años de vida. El siguiente canino de la familia sería un loco de mierda al cual apodamos Forrest, el cual fue llamado así porque llegó a la casa siguiendo desesperadamente el auto desde la Universidad de Concepción, un día que me fueron a buscar allá por el 2014. Estuvo un par de meses, en los cuales se arrancó unas diez veces, y vaya que era difícil de alcanzar, porque corría cual caballo de carreras por todo Concepción. Varias veces fue encontraro por amigos de la familia quienes lo traían hasta la casa. Recuerdo que cada que abríamos la puerta de la casa, subía corriendo directo a mi cama para quedarse acostado ahí, con el único objetivo de dormirse por varias horas en las cuales era imposible moverlo siquiera un centímetro. 
Un día arrancó y no volví a verlo, aunque mi hermana lo ha visto un par de veces en distintos lugares de Concepción. Supongo que estarás corriendo libremente como tanto te gusta, querido amigo.
Mierda, me olvidé de cerrar la idea del inicio de párrafo. Bueno, simplemente quería llegar a que no tengo nada en contra de los perros, pero sí que llego a detestar a aquellos que me ladran porque sí, sin ningún motivo aparente. Si tienes un perro, preocúpate al menos de educarlo bien para que no le amargue el día a gente que no tiene culpa alguna de circular por la vía pública. Gracias de antemano, te aseguro que millones de almas además de mí te lo agradecerán.

Varias veces me pasa eso cuando voy de camino a la universidad: o me ladra un perro, o un troglodita me tapa a bocinazos en la cara, sobre todo esos micreros reculiaos que tocan esa bocina retumbante cuando caminas de espalda a ellos. ¿Cuál es la maldita necesidad de hacer eso? Al final, opté por autoconvencerme de que aquellas situaciones podrían tener su lado positivo, pues puedo tomarme esos ruidos molestos que retumban en mi interior como una oportunidad para despertar mejor durante esa media hora de camino entre mi casa y la U. Y sí, al menos es útil para no estar tan amargado (más de lo normal) durante los eternos días de clases (y este semestre sí que serán eternos, porque mi horario quedó como la reverenda pija).

En fin, dudo que en mi vida vuelva a tener un perro, por el simple hecho de que no soporto los ladridos. Por contraparte, amo a los gatos, y sé que tendré muchos cuando comience a vivir de forma independiente. ¡Es que son lo más hermoso del universo! La tranquilidad que un gato le da a tu alma resulta ser algo realmente hermoso. El dormir junto a ellos y acariciarlos mientras sientes sus ronroneos se convierte en una conexión muy, pero muuuuy especial Y todas las estupideces que pueden llegar a hacer dentro de la casa, desde meterse a cuanta caja encuentren por delante, hasta escalar cual hombre araña por las paredes de la casa enganchando sus uñas en las cortinas. Si hasta los puedes usar para jugar bowling con vasos plásticos o de plumavit, utilizando un puntero láser para dirigir a tu gato hacia ellos: es a lo que denominamos "Cat Bowling" A continuación te dejo un video muy didáctico para que puedas llevarlo a cabo algún día. Y no, no les hace daño alguno (no creo que seas tan animal para poner algún objeto que pueda hacerles daño como pino de bowling).


¡Larga vida a los gatitos!


Próximo capítulo: "Las interesantísimas vacaciones de Carlos. El talento oculto (08/02/17)"

¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!

Recuerda darle un like a la página de facebook y dejar tu comentario en este post o en el Chat, al costado derecho del blog.



No hay comentarios:

Publicar un comentario