jueves, 15 de diciembre de 2016

#1Día1EXP - Capítulo 18: ¡Vacaciones! Conociendo a José Madero (15/12/16)

Jueves, 15 de diciembre de 2016.

Como era de esperarse, el fin de semestre resultó ser agitadísimo, al punto de que hubo días en que no dormí más de una hora para preparar un examen; mas todo el esfuerzo valió la pena. Gracias a la dedicación y entusiasmo que le puse, conseguí aprobar todas mis asignaturas con una nota acorde a mis expectativas, lo que me permitió salir antes de clases pues me evité el tener que rendir exámenes recuperativos para cambiar alguna posible mala nota. El semestre fue totalmente redondo, mucho mejor de lo que esperaba y eso es algo que me pone muy feliz. Lo mejor de todo es que me mantengo fiel a mi estilo, al de afrontar cada prueba siempre con honestidad en base a lo que yo estudio, y no con celular en mano (como varios que al parecer no aprendieron la lección del año pasado) para poder aprobar los ramos de una forma totalmente, en buen chileno, "cara de raja".

Toda esta situación, más que frustrarme, me entristece y me da lástima. Me preocupa la idea de que estas personas vayan a egresar (si es que lo hacen) de la misma universidad que yo, y que la dejen mal parada ante las empresas a las que les toque la desdicha de recibirlos en sus dependencias para ejercer. Ya tengo decidido el tomar cartas este semestre para evitar que siga ocurriendo, y estoy seguro que los de la Facultad tendrán que escucharme, pues será algo que les golpee en su conveniencia personal.

Pasando a un tema más alegre, la noche del día lunes 12 me disponía a arreglar mis cosas para emprender rumbo a Santiago con el objetivo de conocer al gran José Madero. Así, con mi entrada Meet&Greet en mi pseudo.banano, me dirigí al Terminal de Buses de Collao para tomar el bus a las 00:15 (al menos como suposición, pues llegó a las 00:40). Para variar, el viaje fue algo terrible. No entiendo cómo es que puedo tener tal mala suerte a la hora de viajar. Esta vez sería el turno de tener como compañero de asiento a un sujeto de unos 40 años con un aroma que hacía parecer que su ropa había sido lavada con marihuana en vez de detergente. Fue un asco desde el primer momento. Y no creas que esta historia termina aquí, pues, para mi desgracia, en el conjunto de asientos de al lado viajaba alguien que se encontraba con una tos terrible, más específicamente aquella a la que se le llama "tos de perro". Este sujeto no paraba de toser; no pasaban 10 segundos sin que hiciera retumbar el bus con su tos. Fueron las peores 4 horas de viaje de mi vida, hasta que decidió levantarse para ir al baño del bus: sus arcadas dejaron perplejos a todos los pasajeros, quienes ya no aguantaban más el sueño y lo único que querían era tirarlo a patadas del bus. Habrá pasado 5 minutos en el baño emitiendo estos sonidos (y probablemente vomitando), hasta que regresó a su puesto y no tosió más. Al parecer había vomitado todos sus órganos culminado su desgraciada tos.

Llegué al Terminal Santiago a eso de las 6:50. Evelyn, una de mis amigas con las que fuimos al último concierto de PXNDX ya había llegado al Terminal Turbus de Santiago. Fue gracioso porque no sabíamos que estábamos en terminales distintos hasta que dijo que estaba en el Turbus. Cuento corto, ella se dirigió al andén del Terminal Santiago al cual yo había llegado, pero para entonces yo ya me encontraba en un banquito tomando agua que compré en una tienda del terminal. Curiosamente, pasó por al lado mío y ni se dio cuenta de que yo estaba ahí. ¡Nunca olvidaré esa desconocida que me hiciste, Evelyn!

Tras encontrarnos y comentarle que había roto mi corazón por la desconocida que me hizo, fuimos a un local dentro de terminal en donde tomamos un pseudo-desayuno mientras esperábamos a Datmary, que venía llegando desde Curicó para juntarse con nosotros. Fuimos a recibirla y emprendimos camino hacia el Teatro Cariola, en donde se presentaría el gran José Madero.


Afuera del Teatro Cariola. De izquierda a derecha: Datmary; Carlos; Evelyn

No recuerdo exactamente a qué hora llegamos al Teatro, pero para cuando llegamos había solo una niña que recordaba haber visto en los anteriores conciertos de PXNDX. Al rato, fue llegando más gente y salió la idea de comenzar a anotar números en nuestras manos para tener el orden de ingreso a la hora de entrada al concierto; el plumón que Evelyn tenía en su mochila fue fundamental para esta tarea. Al ser los únicos con Meet&Greet que se encontraban esperando, en nuestras manos anotamos M1, M2 y M3, respectivamente (en el mismo orden de la foto), y para los que tenían entrada general, orden numérico (1,2,3,etc.)

Tras compartir con las chicas unas empanadas de camarón queso (99% queso y 2 camarones) que compramos en el Santa Isabel frente al Teatro, la falta de sueño empezaba a hacer lo suyo. Estábamos agotadísimos a punto de dormirnos en la entrada del Cariola. Para nuestra suerte, nos encontramos con un personaje que realmente nos devolvió las energías. No nos dijo su nombre, pero le apodan "Gitano". Era un tipo de unos 40 años que trabaja afuera del Teatro ayudando a estacionar autos y no sé qué más. Al parecer había bebido un poco, o bueno, un poco mucho, a decir verdad. Para qué estamos con cosas, estaba curadísimo y eso transformó cada historia que nos contó en un verdadero stand-up comedy. Historias sobre las peleas con su esposa, las veces que ha estado detenido (y preso), sobre su hijo, sobre los carretes y que llega hecho bolsa a su casa, sobre la educación en la actualidad, y otras que no recuerdo en este momento. Cada una de estas historias era complementada con un sinfín de groserías que hacían perder toda seriedad e hizo reír a carcajadas a quienes estábamos presentes durante aquella mañana. Cerró su show a eso de las 14:00 hrs., pues dijo que iría a almorzar y a dormir una siesta para volver a las 15:00 hrs., cosa que no pasó, por cierto.

Las horas pasaban y el Sol se acercaba cada vez más. Fuimos a dar vueltas durante el día para estirar las piernas y aprovechar de pasear. El calor ejerció su presión y comenzaba a perder energías. Definitivamente no podría vivir en Santiago; estaba 5 segundos al Sol y ya sentía que me quemaba. Al rato, la chica que dio la idea de los números en las manos regresaba al Teatro diciéndole a su grupo que no había encontrado "Cartas Uno" en los kioskos que visitó. De la nada, nuestro amigo "Gitano" hace su aparición para preguntarle:

―¿Segura que no hay? ―preguntó―. ¡Qué raro!
―Sí, revisé en los 4 kioskos y no había ―respondió.

El "Gitano" hizo un amague como dirigiéndose a revisar a los kioskos para convencerse de que no había lo que la chica buscaba.

―¿Pero cómo no van a tener cortauñas? ―se preguntó sin entender la situación.
Todos reímos.
―¡Noo! ¡Cartas Uno! ―respondió intentando aguantar la risa.
Misteriosamente el "Gitano" desapareció y no supimos más de él hasta la hora de entrada al Teatro. Minutos más tarde, junto a Datmary y Evelyn le apodamos "el Cortauñas".

La fila ya se encontraba armada y la emoción se sentía en el ambiente.

 Fila para ingresar al concierto


Se suponía que la apertura de puertas se realizaría a las 19:00 hrs., pero resultó ser casi cuarenta minutos más tarde. Entramos a la fila del M&G sólo para que los sujetos de Transistor nos dijeran que la foto con José era grupal, momento en que comenzaban los primeros insultos hacia dicha empresa. La cosa se complicó aún más cuando se nos dijo que los discos (que debían entregarnos el mismo día según lo acordado al comprar la entrada M&G) no habían llegado y que debíamos retirarlos en el Teatro el día en que llegasen. Ese sería el detonante que concluyó en que todos los presentes comenzaran a gritar "¡Fraude, fraude, fraude!". Transistor se meó en los pantalones y pasaron una hoja para anotar nuestros correos para así coordinar la entrega de los discos (considerando que la mayoría somos de afuera de Santiago) y, a su vez, apaciguar los ánimos diciendo que la foto sería individual. Era cosa de presionarlos un poco para que dejaran de ser tan cagones.

Por cierto, es todo un negocio el trabajar para Transistor. Los jóvenes del grupo no hacían nada más que estar parados hablando entre ellos, mientras se fumaban una incontable cantidad de cigarros y respondiendo de mala forma a las dudas de los que llegaban al Teatro. El mejor trabajo del mundo.

Comenzaba el M&G y Pepe resultó ser más alto de lo que yo esperaba. La primera en pasar sería Datmary, y le seguía yo. El proceso consistía en acercarse para que el fotógrafo se encargue de realizar la fotografía oficial y luego intercambiar palabras con José en los 5 segundos que tarda en autografiar algo a elección. Tuvimos la suerte de haber comprado afuera del Teatro el libro "Odio Odiar" por un precio bastante agradable ($10.500, que era un verdadero ofertón al lado de los casi $20.000 que costaba dentro), así que decidí que autografiase aquello.

En ese momento se me pasaban millones de cosas por la cabeza. Recordaba a aquel niño de 12 años que en 2006-2007 veía "Los 10+ Pedidos" en MTV para disfrutar con el video de PXNDX - Los Malaventurados No Lloran. Fue en esos años cuando conocí a PXNDX y desde ahí que no he dejado de escucharlos. Sus canciones siempre me hicieron sentir comprendido por alguien más, y lo que más me gustó es que la temática de sus canciones maduraba junto conmigo. El conocer a José era algo que aquel niño de 12 años nunca se hubiese imaginado. Era algo tan, pero taan lejano que ni siquiera se le hubiese pasado por la mente a aquel Carlos. Un verdadero sueño que este martes 13 se hizo realidad.

 
 Foto con uno de mis grandes ídolos: José Madero Vizcaíno.

A decir verdad, esta foto tuve que repetirla en una situación muy curiosa. Tras tomar la foto y el autógrafo, debíamos pasar directo a la cancha del Teatro para tomar ubicación esperando al concierto. Ya habían pasado cerca de 30 personas cuando llega alguien que toca mi espalda. Yo pensé que era algún conocido que me quería saludar, pero no: era un sujeto de Transistor que me llamaba para avisarme que mi foto había salido mal y que debía tomármela de nuevo. Regresé al salón del M&G y me hicieron adelantarme a los de la fila para repetir la foto.

―Hola de nuevo ¡Ahora sí! ―dije riendo.
―Hola de nuevo ―respondió aguantando la risa.
Tomaron la foto y esta vez sí pude decirle a José lo que había planeado decirle durante el día.
―¡Muchas gracias! Y felicidades por tus logros ―dije mientras los guardias me apuraban para que siguiera hacia la cancha.
―Gracias a ti ―respondió con su acento mexicanote.
Fue una situación realmente increíble que me hizo sentir la persona más afortunada del mundo.

Regresé junto a Evelyn y Datmary para esperar el comienzo del concierto. Cuando estaba por comenzar, Evelyn se sintió mal y tuvo que salir por un momento para que pasara. Por suerte no fue nada grave y pudo estar en todo el concierto, aunque no con nosotros. Junto a Datmary cantamos de principio a fin las 22 canciones que Pepe tenía para nosotros, lo que resultó ser una muy bonita experiencia, al menos para mí.

Grabé varias canciones, las cuales están en mi perfil de Facebook. Al ver el video de la canción "Abril", mis ojos se humedecen de nostalgia. Recuerdo cerca del final de la canción (que por cierto, Pepe se equivocó): "No temo a fracasar, siempre he sido el de atrás, lo único es que se me acaba el gas". En ese momento me giré hacia atrás y, esperando el remate de la canción, grité:

―¡Vamos!
―¡Dale dale! ―respondió alguien.
Segundos después todo el Cariola brincaba al ritmo de esta tremenda canción. Me sentí como líder de hinchada. Por cierto, todo eso está registrado en el video que está en mi perfil.

Terminado el concierto, comenzaban las despedidas. Datmary llamó un Uber pues se quedaría en Santiago. Yo hice lo mismo para ir junto a Evelyn al terminal. Vi que el chofer tenía por nombre "James", a lo que le dije a Evelyn:

―El chofer se llama "Yeims", o como colombiano, "Ja-mes".

Cuando llegó, me senté en el puesto de adelante. James resultó ser un sujeto muy agradable y tranquilo, cosa que me llevó a preguntarle que si él era de Santiago o de otra ciudad.

―No, yo soy de acá. Aunque siempre me preguntan que si soy colombiano ―respondió.
Recordé lo que le había dicho a Evelyn y apenas podía aguantar la risa. Posteriormente ella me comentó que le pasó igual, pero que no podía largarse a reír en su cara.

Llegamos al Terminal Santiago y dejé a Evelyn en el Turbus, pues "ni en pedo" dejaba que ella se fuese sola a esa hora. Mi bus salía antes, así que me despedí de ella y me fui al Terminal Santiago para tomar el bus de regreso a Concepción. Cerré los ojos y ya estaba a media hora de llegar. Sentí que fue un pestañeo y que no había dormido nada, por lo que me sorprendió el ver que ya eran las 6 de la mañana (el bus salió a las 00:15).

Así finalizaba esta gran aventura que me valió para conocer a José Madero. Uno de mis sueños hecho realidad y un sentimiento felicidad que me acompañará durante toda mi vida.



¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!

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