lunes, 26 de diciembre de 2016

#MarDeFrustracionesII - Capítulo 42: Llora

Antes de comenzar, aprovecharé la oportunidad para notificar un cambio que hice en el capítulo anterior. El cambio consiste en el número del capítulo, pues el capítulo 1 de #MarDeFrustracionesII pasó a ser el capítulo 41, siguiendo con la línea de lo que fue #MarDeFrustraciones. Es por un tema de orden nada más. Habiendo aclarado este punto, ¡comencemos!

Suponiendo que ya me conoces... si te dijera que soy una persona llorona, ¿me creerías? Bueno, la verdad es que SÍ me considero una persona llorona. A pesar de mi afirmación, son poquísimas las personas que me han visto llorar, pues soy bueno suprimiendo mis emociones; pero, al momento de estar solo, ellas salen y no puedo hacer más que llorar. Suele ser por tonterías; ya sea por agotamiento, por recordar algo triste o porque me veo sobrepasado por las situaciones y/o problemas que me aquejan, lo que produce en mí un licuado de emociones que estallan sin darme opción de contenerlas.

Fuente imagen: http://blogs.hoy.es/positiva-mente/2015/04/01/llorar-es-de-valientes/

Las veces que más intensamente he llorado han sido relacionadas con la muerte de algún ser querido: recuerdo en especial cuando falleció mi abuela materna; por más que intenté hacerme el fuerte, acabé rompiendo en llanto en el momento en que bajaban el ataúd para ser enterrado. Le tenía (y le tengo) un gran aprecio a mi abuelita, pues siempre encontraba las palabras adecuadas para hacerme sentir bien y cada oportunidad que tenía me demostraba su infinito cariño. Recuerdo aquella vez como la primera que lloré a mares. Ni siquiera cuando falleció mi papá en el año 2000 lloré, cosa que es completamente normal pues lo detestaba. Quizá y algún día en un capítulo me anime a escribir sobre ese tema. La siguiente ocasión en que rompí en llanto, y que resultó ser la vez que más intenso ha sido, fue cuando el veterinario me dijo que debían pinchar a mi gato para que dejara de sufrir... Misifú, serás por siempre el mejor amigo que pude haber tenido. Ese día estuvo mi amigo de toda la vida, Cristóbal, en mi casa, y agradezco inmensamente que así haya sido, pues su apoyo fue fundamental para poder estabilizar mi mente en ese catastrófico momento. Misifú me acompañó desde 2007 hasta 2011, siendo siempre un gran amigo que me hacía sentir mejor con su sola presencia. Nunca me olvidaré de todos esos momentos y dificultades que pasamos juntos, de tus rasguños que me despertaban a las 06:00 de la mañana para levantarme a clases, de las veces que llegaba a casa del colegio y estabas en mi silla del computador, de la cual no te gustaba despegarte y muchas veces tenía que sentarme en la orillita para poder hacer mis cosas. Aún conservo un montón de fotos juntos, y se me caen las lágrimas al recordar todos y cada uno de esos hermosos momentos que pasé contigo. Muchas gracias por todo, viejo amigo. Te llevaré por siempre en mi corazón y con orgullo recordaré la gran mascota y amigo que fuiste para mí.

Desde ese 2011 en adelante fueron muy pocas veces las que lloré, pues no tenía motivos para hacerlo. La siguiente sería cuando quedé inmerso en lo más oscuro de mis pensamientos tras verme colapsado durante mis estudios en la Universidad de Concepción. Todas las circunstancias se prestaban para ser traicionado por mi mente, llegando a pensamientos tan viles como "Decepcionaste a todos, a tu familia y a ti mismo. ¿No sería mejor que estuvieras muerto?" y cosas por el estilo. Estuve al borde de lo impensado pero, justo en el momento clave, apareciste para estabilizarme e impulsarme a levantarme y seguir con mis sueños. De no haber sido por esa intervención, posiblemente no estaría escribiendo esto ni estaría estudiando Ingeniería Civil en Minas en la USS. Simplemente no estaría...

El llorar es algo indispensable a la hora de superar traumas y otras dificultades emocionales. Si tienes pena y/o te sientes triste por tal o tal problema o situación que te aqueja, LLORA. Te servirá para botar toda tu pena y purificar tu alma. No importa por lo que estés llorando, sólo hazlo y verás cómo te sentirás mucho mejor tras hacerlo. Es algo mucho más sano que cortarse las venas, acción que, lamentablemente, mucha gente (en su mayoría mujeres) realiza para sentirse mejor; lo cual es algo entendible, pero que no comparto bajo ninguna circunstancia. Se me hace patético el tener que recurrir a autorrealizarte una herida física para conseguir sentirte mejor y llamar la atención con ello. Es ridículo. Mucho más sano es llorar hasta que consigas deshacerte de toda la pena.

Otra cosa que se me hace ridícula es la gente que dice que llorar es para los débiles. ¿Cómo es que pueden decir una barbaridad de ese tipo? Recuerdo en especial a un compañero de colegio que solía decir: "Yo no lloro porque de chico me enseñaron que los hombres no lloran". Hasta el día de hoy sus palabras retumban en mi cabeza, pues no me imagino cómo hará para deshacerse de la tristeza que pueda tener acumulada. Yo diría más bien que el hacerse los fuertes por no llorar es para los débiles, pues no tienen las agallas suficientes como para mostrar sensibilidad en los momentos más difíciles. La sensibilidad te da un mayor grado de empatía, lo que se traduce en una mejor reacción a la hora de ver a tus seres queridos sufriendo por algo o por alguien. El ser sensible te prepara para cualquier situación, pues comprendes cada emoción que se vaya presentando en ti y, por contraparte, el no llorar te hace perder todas estas ventajas y abre además la posibilidad de que en algún momento tus emociones acumuladas estallen, dejándote destrozado y sin saber cómo reaccionar.

Desde que lo comprendí, que siempre que puedo, lloro. Es algo que me ha ayudado a no contener las emociones tristes y a priorizar las agradables; me hace sentir mejor y me aleja de los pensamientos autodestructivos que puedan conllevar a algo que no quisiera experimentar. La última vez que lloré fue hace unos días, y eso me ayudó a superar instantáneamente cierta situación que me atormentaba. Resulta tristísimo el tener que tomar una decisión que implique el hacer sufrir a alguien más, pero hay veces en que simplemente es mejor hacerlo a quedarse dando vueltas y caer en una cadena de eterna indecisión. Gracias a que comprendí lo importante de llorar, he podido dirigir mis pensamientos y emociones hacia un futuro mucho más agradable que aquel al que estuve a punto de llegar.

En conclusión: "¡Llora, mierda!" Te invito a llorar, por un mundo más sensible y ameno. No importa si es solo o en compañía, o si es por felicidad, tristeza, nostalgia, etc.; sólo házlo.

Próximo capítulo: "Lo más importante es el estilo"

¡Muchas gracias por leer!
¡Qué tengas una buena noche!

Recuerda darle un like a la página de facebook y dejar tu comentario en este post o en el Chat, al costado derecho del blog.


No hay comentarios:

Publicar un comentario