domingo, 11 de diciembre de 2016

#PuntoNorte- Capítulo 2: Construyéndome (parte 1)


En estas últimas semanas de exámenes finales he estado un poco desmotivada con todo, incluso para escribir. Por más ideas que ronden en mi cabeza, no soy capaz de redactarlas completamente o hacer que sean coherentes. Sin embargo, hoy me siento un poco más conectada entre lo que pienso y quiero decir, hasta logré estudiar un poco para mi examen del martes (si no logro sacarme un 4.0, repruebo).
Como venía diciendo, estas últimas semanas, aparte de estar desmotivada, me he puesto a pensar en mi desarrollo académico y personal, sobre todo personal, desde que ingresé a la carrera hasta ahora, tercer año de Psicología. Y bueno, pensé que entre como un pollito, sin saber casi nada de lo yo era en ese instante y, ahora por lo menos soy capaz de definirme como un tipo de persona.
Típico que cuando es el primer día de cualquier ramo te dicen “Díganos su nombre y porqué escogió esta carrera”, es ahí cuando mil cosas pasan por tu mente y no sabes que decir y terminas diciendo algo que después no te acuerdas o si lo haces lo memorizas para volver a repetirlo como un rosario en todos los próximos ramos en los que tengas que presentarte. Recuerdo que esos primeros días anduve con tres amigas (tema del cual hablaré en otro capítulo), y repetía mi discurso en todos los ramos “quería estudiar derecho, pero me di cuenta que no era lo que yo quería sino lo que mi papá quería y bueno aquí estoy”, algo así era, la verdad no recuerdo mucho. Lo que si recuerdo, eran mi buenas notas, tiempos aquellos en los que estudiaba lo mínimo y me sacaba un 5.0, no así ahora que paso noches sin dormir y apenas consigo un 4.0.
Hay cosas en la universidad que te hacen madurar y hay personas que te ayudan en este proceso, en esta parte del capítulo, quiero dedicarlo a los profesores que han sido bastantes significativos tanto en mi crecimiento personal como profesional.


(Recuperado de: http://fav.me/d896n42)

-Liliana Coloma: Mi profesora de Desarrollo personal, muchos de mis compañeros nunca se tomaron este ramo en serio, no así yo, aquí pude desarrollar habilidades para la vida diaria. Me ayudó a darme cuenta de muchas cosas, entre ellas, que mucha gente me quería, por como yo era y no por como lucía, cosa que era irrelevante para muchos. También pude soltar muchas cosas que llevaba en mi mochila de la vida, que estaban carcomiéndome la psiquis y bueno, con ciertas actividades, pude soltar un poco de esa carga. Le agradezco cada día por haberme ayudado, guiado y preocupado por mí tanto dentro de la asignatura, como fuera. Le tengo un enorme cariño, sin duda fue un apoyo fundamental para llegar a lo que soy ahora.

-Jorge Escobar: “Epistemología y la ctm”, esas eran mis palabras para cada día que me tocaba este ramo con este profesor. En un comienzo no entendía nada, de hecho nunca entendí, no sé cómo pasé el ramo. Me sentí libre y feliz cuando lo aprobé y pensé que no vería más al profe Jorge. Sin embargo, la malla de la carrera nos tenía preparado otra cosa, en medio año más nos volveríamos a topar en dos ramos nuevamente. “Ma-ra-vi-llo-so”, pensé. Pero, en estos dos ramos descubrí a otro profesor Jorge, alguien preocupado por sus alumnos, generoso y buena onda, alguien de quien podía nutrirme de cosas buenas, alguien en quien podía confiar. Sobre todo en el ramo de Taller de Habilidades, en que aprendí muchas cosas sobre mí, sobre mis compañeros y sobre el profe. Le debo muchas cosas, espero más adelante volver a toparnos en otro ramo u otros.

-Marcela Carrasco: Si bien con esta profesora en un principio del segundo semestre del segundo año nos llevamos bien, con el paso del tiempo comencé a odiarla con mi vida. No tan sólo por no pasar los power point con información para las pruebas, sino que también influyó mucho la etapa por la que estaba pasando, una etapa oscura (probablemente hable de esta etapa en algún capítulo), que no quisiera volver a repetir, pero de la que aprendí. En fin, la odiaba por eso y porque hacía controles clase por medio con textos que costaban 2 lucas, en ese minuto no podía comprender como alguien como ella nos hacía clase, alguien que no pasaba los ppt porque quería “desarrollar habilidades de escritura en nosotros”, bastante razón tenía pues, terminé reprobando Evaluación proyectiva (así se llamaba el ramo), con un 3.8. “Ma-ra-vi-llo-so” pensé. La odié. Pasaron las vacaciones de verano y nos enviaron los horarios y ¡Sorpresa!, dictaba otro curso, no me quedaba de otra que tomarlo con ella, sin embargo, mi etapa oscura se había cerrado, llegaba con una mirada distinta a clases, un poco más madura. En psicopatología, conocí a otra profesora Marcela, alguien con vocación, alguien que realmente estaba preocupada por desarrollar esas habilidades de escritura en nosotros, alguien con mucha paciencia que es capaz de soportar a 20 hueones de mierda que no hacen más que criticarla. Poco a poco nos volvimos un poco más cercanas y le tomé bastante cariño, tanto así, que volví a tomar Evaluación proyectiva con ella y claro, comprendí cual fue mi error la primera vez que tomé el ramo, no tomarme en serio el ramo y pensar que era un hueá relleno o no sé qué hueá pensaba en realidad. Pero debo decir que aprendí a analizar dibujos de manera correcta y que ella es bacán y aprobé.   

Bueno, todo esto salió de mi corazoncito y de mis pensamientos durante estos días en los que debería haber estudiado y claramente no lo hice. Son personas que me han ayudado en mi desarrollo personal y profesional, brindándome herramientas para la vida diaria y profesional. Muchas veces llegué a pensar “oh, me gustaría ser como ellos algún día”, porque encuentro que son profesionales muy secos en su área, con bastantes herramientas y experiencia en lo que hacen, como si fuera innato.

La verdad, ahora pienso que reprobar esos ramos que me faltan para terminar el semestre no es algo que me preocupe aún, pero me preocupa que no me preocupe. He estado tan relajada estos días que ya no sé qué pensar. Por lo menos ya me queda un solo examen el martes de psicopatología adulto, un ramo clave en nuestra profesión, y bueno si lo repruebo, lo merezco, en caso contrario, hago fiesta y están todos invitados.

Buenas noches! Disculpen lo dispersa, no sé qué me pasa.  

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