En estas últimas semanas de
exámenes finales he estado un poco desmotivada con todo, incluso para escribir.
Por más ideas que ronden en mi cabeza, no soy capaz de redactarlas
completamente o hacer que sean coherentes. Sin embargo, hoy me siento un poco
más conectada entre lo que pienso y quiero decir, hasta logré estudiar un poco
para mi examen del martes (si no logro sacarme un 4.0, repruebo).
Como venía diciendo, estas
últimas semanas, aparte de estar desmotivada, me he puesto a pensar en mi
desarrollo académico y personal, sobre todo personal, desde que ingresé a la
carrera hasta ahora, tercer año de Psicología. Y bueno, pensé que entre como un
pollito, sin saber casi nada de lo yo era en ese instante y, ahora por lo menos
soy capaz de definirme como un tipo de persona.
Típico que cuando es el primer
día de cualquier ramo te dicen “Díganos su nombre y porqué escogió esta carrera”,
es ahí cuando mil cosas pasan por tu mente y no sabes que decir y terminas
diciendo algo que después no te acuerdas o si lo haces lo memorizas para volver
a repetirlo como un rosario en todos los próximos ramos en los que tengas que
presentarte. Recuerdo que esos primeros días anduve con tres amigas (tema del cual
hablaré en otro capítulo), y repetía mi discurso en todos los ramos “quería
estudiar derecho, pero me di cuenta que no era lo que yo quería sino lo que mi
papá quería y bueno aquí estoy”, algo así era, la verdad no recuerdo mucho. Lo
que si recuerdo, eran mi buenas notas, tiempos aquellos en los que estudiaba lo
mínimo y me sacaba un 5.0, no así ahora que paso noches sin dormir y apenas
consigo un 4.0.
Hay cosas en la universidad que
te hacen madurar y hay personas que te ayudan en este proceso, en esta parte
del capítulo, quiero dedicarlo a los profesores que han sido bastantes
significativos tanto en mi crecimiento personal como profesional.
(Recuperado de: http://fav.me/d896n42)
-Liliana Coloma: Mi profesora de Desarrollo personal, muchos de mis compañeros nunca se tomaron este ramo en serio, no así yo, aquí pude desarrollar habilidades para la vida diaria. Me ayudó a darme cuenta de muchas cosas, entre ellas, que mucha gente me quería, por como yo era y no por como lucía, cosa que era irrelevante para muchos. También pude soltar muchas cosas que llevaba en mi mochila de la vida, que estaban carcomiéndome la psiquis y bueno, con ciertas actividades, pude soltar un poco de esa carga. Le agradezco cada día por haberme ayudado, guiado y preocupado por mí tanto dentro de la asignatura, como fuera. Le tengo un enorme cariño, sin duda fue un apoyo fundamental para llegar a lo que soy ahora.
-Jorge Escobar: “Epistemología y
la ctm”, esas eran mis palabras para cada día que me tocaba este ramo con este
profesor. En un comienzo no entendía nada, de hecho nunca entendí, no sé cómo
pasé el ramo. Me sentí libre y feliz cuando lo aprobé y pensé que no vería más
al profe Jorge. Sin embargo, la malla de la carrera nos tenía preparado otra
cosa, en medio año más nos volveríamos a topar en dos ramos nuevamente. “Ma-ra-vi-llo-so”,
pensé. Pero, en estos dos ramos descubrí a otro profesor Jorge, alguien
preocupado por sus alumnos, generoso y buena onda, alguien de quien podía
nutrirme de cosas buenas, alguien en quien podía confiar. Sobre todo en el ramo
de Taller de Habilidades, en que aprendí muchas cosas sobre mí, sobre mis
compañeros y sobre el profe. Le debo muchas cosas, espero más adelante volver a
toparnos en otro ramo u otros.
-Marcela Carrasco: Si bien con
esta profesora en un principio del segundo semestre del segundo año nos
llevamos bien, con el paso del tiempo comencé a odiarla con mi vida. No tan
sólo por no pasar los power point con información para las pruebas, sino que
también influyó mucho la etapa por la que estaba pasando, una etapa oscura
(probablemente hable de esta etapa en algún capítulo), que no quisiera volver a
repetir, pero de la que aprendí. En fin, la odiaba por eso y porque hacía controles
clase por medio con textos que costaban 2 lucas, en ese minuto no podía
comprender como alguien como ella nos hacía clase, alguien que no pasaba los
ppt porque quería “desarrollar habilidades de escritura en nosotros”, bastante
razón tenía pues, terminé reprobando Evaluación proyectiva (así se llamaba el
ramo), con un 3.8. “Ma-ra-vi-llo-so” pensé. La odié. Pasaron las vacaciones de
verano y nos enviaron los horarios y ¡Sorpresa!, dictaba otro curso, no me
quedaba de otra que tomarlo con ella, sin embargo, mi etapa oscura se había
cerrado, llegaba con una mirada distinta a clases, un poco más madura. En
psicopatología, conocí a otra profesora Marcela, alguien con vocación, alguien
que realmente estaba preocupada por desarrollar esas habilidades de escritura
en nosotros, alguien con mucha paciencia que es capaz de soportar a 20 hueones
de mierda que no hacen más que criticarla. Poco a poco nos volvimos un poco más
cercanas y le tomé bastante cariño, tanto así, que volví a tomar Evaluación
proyectiva con ella y claro, comprendí cual fue mi error la primera vez que
tomé el ramo, no tomarme en serio el ramo y pensar que era un hueá relleno o no
sé qué hueá pensaba en realidad. Pero debo decir que aprendí a analizar dibujos de
manera correcta y que ella es bacán y aprobé.
Bueno, todo esto salió de mi
corazoncito y de mis pensamientos durante estos días en los que debería haber
estudiado y claramente no lo hice. Son personas que me han ayudado en mi
desarrollo personal y profesional, brindándome herramientas para la vida diaria
y profesional. Muchas veces llegué a pensar “oh, me gustaría ser como ellos
algún día”, porque encuentro que son profesionales muy secos en su área, con
bastantes herramientas y experiencia en lo que hacen, como si fuera innato.
La verdad, ahora pienso que reprobar
esos ramos que me faltan para terminar el semestre no es algo que me preocupe aún, pero me preocupa que no me preocupe.
He estado tan relajada estos días que ya no sé qué pensar. Por lo menos ya me
queda un solo examen el martes de psicopatología adulto, un ramo clave en
nuestra profesión, y bueno si lo repruebo, lo merezco, en caso contrario, hago
fiesta y están todos invitados.
Buenas noches! Disculpen lo
dispersa, no sé qué me pasa.
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