Regresemos al 3 de diciembre del año 2014.
El Carlos de entonces nunca se imaginaría lo que estaría a punto de vivir. Como "se dio vuelta la tortilla" para pasar de un estado anímico paupérrimo, a la felicidad que cree experimentar actualmente.
2014 fue mi tercer y último año como estudiante de Ingeniería Civil Mecánica en la Universidad de Concepción. Recuerdo claramente toda la motivación que tenía mi "yo" aquel 2012, cuando con 17 años me disponía con todas mis fuerzas para triunfar en la UdeC, cosa que nunca sucedió.
Resultaba frustrante el estudiar y obtener malos resultados de todas formas... Así, fueron mis 3 años dentro de aquella hermosa universidad, y digo hermosa por el hermoso campus que posee. Si alguno de mis futuros lectores aún no la conoce, queda cordialmente invitado a conocerla. Lo anterior hace referencia a que -a mi parecer- deja mucho que desear respecto a las personas que circulan diariamente.
Siempre he sido una persona muy sensible a los sentimientos y pensamientos de los demás. A modo de ejemplo: En estas fechas están todos con eso de las compras navideñas a última hora. Entonces, si me toca ir de compras a algún centro comercial en que se encuentren muchas de estas personas con su estrés característico, me hace sentir agotado y necesito salir del lugar. Por otra parte, si voy un día domingo a una playa repleta de gente, eso me hace sentir muy bien, pues siento que recupero energía al percibir todos los buenos pensamientos y el relajo de todos los que estén en el lugar.
Por mi forma de ser es que nunca encajé en la UdeC, el sentirme rodeado de pensamientos negativos acabó por agotarme al punto en que ya no quería hacer nada, y sólo seguía por no decepcionar a mi familia y porque era el único camino posible. Y así fue hasta que mi salud empeoró y caí en depresión. Estaba realmente mal, hasta el punto en que sientes que ya no sabes qué tienes que hacer, te sientes perdido y hasta tienes ganas de acabar con tu existencia... Cosa que, como sabrás, no hice.
El segundo semestre del año 2014 fue el más duro que me ha tocado vivir, me sentía totalmente solo y ni el apoyo de mi familia me podía levantar, nadie entendía por lo que estaba pasando y estaba a punto de explotar. Creo que ese semestre lloré más de lo que he llorado en todo el resto de mi vida. Llanto que una persona pudo curar. Nunca olvidaré todo lo que esa persona hizo por mí. A pesar de la distancia y del tiempo que debía dedicar a sus estudios, ella siempre se mostraba disponible para oírme, mensajearnos por horas y, por sobre todo, comprenderme, apoyarme y quererme. Fue la única mano que me ayudó a levantarme del abismo en que me encontraba y que me sacó de ahí, es la única persona que siempre estuvo ahí para mí y a quién le debo mi vida. Me entristece el saber que aunque intentamos estar juntos, no pude corresponder a todo lo que hiciste por mí. Te decepcioné y eso es una espina que llevaré toda mi vida, porque de verdad no lo merecías.
La verdad, no sé si esa persona leerá esto. Pero bueno, si lo lees te deseo lo mejor, que nunca dejes tus sueños de lado, que te cuides mucho y seas muy feliz, pues te lo mereces más que cualquier otra persona. Gracias por ser siempre tan tierna y buena conmigo, gracias por toda tu comprensión, apoyo, cariño y amor. En fin, gracias por todo... Y perdón.
Fue gracias a ella que hoy soy quien soy, que pude salir del agujero en que me encontraba y que hoy puedo decir que soy feliz (al menos así lo creo).
Volviendo al tema central, ese año 2014 no rendí la prueba de selección universitaria (PSU), que sirve para filtrar a quienes ingresarán a las carreras que ofrecen las diversas universidades en Chile. Por tanto, no podía postular a nada y temía el no poder hacer nada el año entrante... Hasta que mi hermana me dio una esperanza, me dijo que me dirija a la Universidad San Sebastián y viera la posibilidad de ingresar aún sin haber dado la PSU 2014, en base al puntaje que obtuve el 2011. Todo esto resultó de la mejor manera y pude matricularme en la carrera de Ingeniería Civil en Minas. Muchas gracias, USS. Gracias por permitirme ingresar y conocer a un sinfín de grandes personas y docentes, por el grato ambiente al interior del campus y, por sobre todo, por los grandes amigos que hice y que se convirtieron en hermanos para mí.
Carlos del 2014: No te rindas, levanta cabeza y sigue adelante!. Dentro de un año serás alguien con muy buenos resultados académicos, alguien reconocido por los docentes y compañeros, alguien confiable... alguien feliz.
Muchas gracias por leer!
Que tengas un excelente día/noche!
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